MONTREAL, jueves, 7 octubre 2004 (ZENIT.org).- Representantes de la Iglesia católica están participando en el segundo Congreso Mundial contra la Pena de Muerte que se celebra en Montreal (Canadá), del 6 al 8 de octubre.
Los representantes oficiales son monseñor Roger Ébacher, arzobispo de Gatineau-Hull y miembro de la Comisión de Asuntos Sociales de la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá, y monseñor Alan McCormack, P.H., vicario judicial del Tribunal de apelo de esa Conferencia Episcopal.
Monseñor McCormack, quien en el pasado ha trabajado en la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha sido designado como delegado oficial de la Santa Sede.
Por su parte, monseñor Ébacher representa a los obispos canadienses, quienes con esta presencia «pretenden denunciar la pena de muerte y promover la vida, desde sus inicios hasta su ocaso natural», afirma un comunicado de la Conferencia Episcopal.
El Congreso de Montreal se propone sensibilizar a la opinión pública internacional y declarar su oposición categórica a la pena de muerte.
Una de las principales reivindicaciones de los congresistas será instar a diversos países a ratificar el Protocolo Nº 2 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos de la ONU, que prohíbe la pena de muerte. Actualmente, más de 70 países en el mundo siguen aplicando la pena capital. China es el que la aplica con mayor frecuencia.
El Primer Congreso Mundial contra la Pena de Muerte se realizó en Estrasburgo en junio de 2001, y condujo a la creación del Día Mundial contra la Pena de Muerte, celebrado por primera vez el 10 de octubre de 2003.
Desde 2001, dos países, Chile y Turquía, han abolido esta práctica. En 2003, fue restablecida en el Líbano y Chad.