NUEVA YORK, domingo, 17 octubre 2004 (ZENIT.org).- ¿Cómo ha cambiado el pontificado de Juan Pablo II durante estos años en los que ha empeorado su estado de salud?
Zenit ha planteado la pregunta a George Weigel, biógrafo del Papa, al celebrarse el 26° aniversario de este pontificado.
Weigel (Baltimore, 1951) es conocido sobre todo por su libro «Testigo de esperanza», considerado como la biografía de referencia de este pontífice. El texto ha sido publicado en diez idiomas y está preparándose la edición en chino.
–¿Cómo han cambiado las limitaciones físicas de Juan Pablo II su pontificado?
–Weigel: Creo que el sufrimiento del Papa ha subrayado el carácter evangélico de su pontificado. Quizá la frase más sabia sobre Juan Pablo II la escribió en el día en que tomó posesión de la Cátedra de Pedro el periodista francés André Frossard, quien desde su cotidiano parisino afirmaba: «No es un Papa de Polonia, es un Papa de Galilea».
El mundo está testimoniando ahora que este «Papa de Galilea» no guía la Iglesia desde un trono, sino por el camino de la cruz, del Calvario. Al invitar a la Iglesia y al mundo a recorrer el «Vía Crucis» con él, Karol Wojtyla sigue predicando a Jesucristo hasta el final.
–En un mundo que tiene dificultades de relación con la enfermedad y el sufrimiento, ¿qué lecciones puede sacar de la manera en que el Papa vive sus limitaciones físicas?
–Weigel: El Papa está enseñando al mundo que no hay seres humanos desechables: cada quien cuenta, e infinitamente, desde el momento de su concepción hasta la muerte natural.
–¿Cuál es el efecto que tiene sobre la Iglesia y el mundo la imagen de un Papa que se mueve en una silla de ruedas?
–Weigel: Uno de los más antiguos títulos de los Papas es «servus servorum Dei», es decir, siervo de los siervos de Dios. La Iglesia y el mundo están viendo a un Papa que vive su vida hasta el final, al servicio de las verdades sobre las que ha fundamentado su propia vida. Espero que este testimonio inspire a toda la Iglesia a realizar actos de entrega de uno mismo a los demás.
–¿Qué le diría a quien afirma que la renuncia es una opción que debería considerar seriamente Juan Pablo II?
–Weigel: Le sugeriría que escuchara al Papa, quien en muchas ocasiones ha dicho que renunciará a llevar este fardo cuando Dios se lo quite.
–¿Cómo ha cambiado el aspecto fundamental de este pontificado tras iniciativas como la del Año del Rosario o la del Año de la Eucaristía?
–Weigel: No creo que haya cambiado –el punto central sigue siendo la nueva evangelización como respuesta de la Iglesia a la crisis de la civilización mundial de nuestro tiempo–, pero quizá podemos decir que ha profundizado en su carácter de espiritualidad.
Si la nueva evangelización no se arraiga en la oración, no puede tener éxito. La Iglesia transmite el Evangelio al mundo a través de la experiencia vivificante de la Eucaristía y del ritmo de su oración.
–Una última pregunta: En los primeros años de su pontificado, Juan Pablo II era visto como un protagonista geopolítico. ¿Es hoy más místico?
–Weigel: Siempre se han dado las dos dimensiones. El hombre que hoy vemos, el que guía la Iglesia desde el Calvario, es el mismo que desempeñó un papel decisivo en la caída del comunismo europeo. El liderazgo del Papa siempre se ha caracterizado por su rica y compleja vida interior.