La visión conciliar sobre la Eucaristía está todavía por descubrir

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Según el teólogo Paul De Clerk, profesor del Instituto Católico de París

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 19 octubre 2004 (ZENIT.org).- El sacerdote belga Paul De Clerck, uno de los liturgistas francófonos más conocidos, considera que todavía queda mucho por descubrir de la visión que el Concilio Vaticano II ofreció sobre la Eucaristía.

Así lo constató el 14 de octubre al pronunciar una conferencia sobre «Una teología de la Eucaristía para el tercer milenio» en el Centro Ecuménico Pro Unione de Roma.

Paul De Clerck, sacerdote de la diócesis de Malines-Bruxelles, ex director del Instituto Superior de Liturgia y actualmente profesor del Instituto Católico de París, insistió en la necesidad de «redescubrir la Eucaristía» «ahondando en el Concilio Vaticano II y sobretodo en la Constitución Litúrgica del mismo, la «Sacrosanctum Concilium»».

En el milenio pasado, constató, se dio en ciertos ambientes el olvido de algunas de las dimensiones de la Eucaristía, «la asamblea, la palabra, la acción de gracias, la comunión».

En declaraciones posteriores a Zenit, el padre Le Clerk recordó que: «el año próximo tendrá lugar en Roma, en el mes de octubre, un Sínodo de obispos consagrado a la Eucaristía».

«Por tanto, es muy importante, reflexionar y preparar el espíritu para este acontecimiento, que puede tener consecuencias importantes para la vida de la Iglesia», afirmó.

El sacerdote aclaró que «es de desear el que se tome conciencia y superar los límites» experimentados en los últimos siglos.

«El Concilio Vaticano II ha sido de gran ayuda, en particular la Constitución sobre la Liturgia –consideró–. Nos abre de manera mucho más amplia el tesoro de la Eucaristía, que no se limita a la consagración, pues el primer don que nos ha hecho Dios es el de dirigirnos la Palabra. A partir de esta escucha puede nacer la acción de gracias, la Eucaristía».

Para Le Clerk, «el segundo don que Dios nos ha hecho es la comunión, la participación más íntima en la vida de Cristo, en respuesta a la cual somos enviados a vivir la justicia y la paz».

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ZENIT Staff

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