LONDRES/ROMA, miércoles, 3 noviembre 2004 (ZENIT.org).- La Autoridad de Fertilización y Embriología Humana (HFEA, en sus siglas en inglés) en Gran Bretaña ha dado luz verde a la selección de embriones obtenidos por fecundación «in vitro» y a la eliminación de aquellos que, genéticamente, podrían estar predispuestos a desarrollar un tipo de cáncer.
Dicha autorización la ha recibido un equipo de University College de Londres que pretende evitar así evitar la transmisión de padres a hijos de la poliposis adenomatosa familiar, un tipo de cáncer colorrectal de carácter hereditario.
La prensa británica se hace eco de la polémica con la que ha sido acogida la decisión. Es la primera vez que el diagnóstico pre-implantatorio se autoriza en el Reino Unido para una enfermedad que no se desarrolla desde el nacimiento.
Cuatro parejas –sometidas a fecundación artificial– podrán hacer uso del método ahora autorizado. Para la selección de embriones se recurre a un análisis realizado a los tres días de la fecundación «in vitro». Según su resultado, se implantan en el útero de la madre los embriones que no presenten el gen de la enfermedad.
«Evidentemente, procrear “in vitro” embriones para después someterlos a diagnosis pre-implantatoria a fin de seleccionar los sanos y suprimir los no sanos representa frente a cualquier conciencia una supresión de un ser humano vivo e inocente. El juicio es perfectamente, plenamente, negativo», explicó este martes el obispo Elio Sgreccia a los micrófonos de «Radio Vaticano».
Además el prelado alertó de que este procedimiento diagnóstico no siempre es fiable: «Está sujeto muchas veces a los llamados “falsos”, por lo que se puede suprimir un embrión sano, así como se puede implantar un embrión enfermo al que se consideraba sano».
«No es una selección que se pueda llevar a cabo con seguridad», informó; pero «aunque se pudiera hacer, se trata siempre de un juicio selectivo, negativo y orientado a matar: hecho muy grave e ilícito», recalcó monseñor Sgreccia.
La HFEA, que ya permitía la selección de embriones para descartar enfermedades genéticas, amplió el margen de la ley el pasado julio autorizando la selección de embriones para concebir bebés con fines «terapéuticos»: curar enfermedades de familiares.
Inglaterra fue el primer país en dar este paso, recordó el obispo Sgreccia. «Fue el primer lugar donde tuvo lugar la fecundación “in vitro”. Se constituyó un Comité presidido por la señora Warnok. Este Comité Warnok emitió un informe y, de acuerdo con éste, el gobierno elaboró una ley y estableció una “Autoridad”», explicó.
«De esta forma –añadió– se regulan los permisos sobre un cierto número de intervenciones sobre el embrión humano, sobre los procesos de procreación, autorizando su ejecución, la cual sin embargo siempre está dentro de la filosofía del Comité Warnok y del informe Warnok, que no considera al embrión humano plenamente digno de respeto, como un ser humano de dignidad plena».
«Es una lógica utilitarista que abre el camino a cosas que justamente deben ser consideradas delitos contra la dignidad y la vida humana», denunció monseñor Sgreccia.
En medio de la controversia suscitada por la última decisión de la HFEA, voces de especialistas alertan de que ésta se ha tomado sin suficiente debate previo y muestran su perplejidad porque incluso se refiere a una enfermedad que se desarrollaría con el tiempo.
El propio doctor Mohamed Taranisini, director del Centro londinense de Reproducción Asistida y Ginecología –por cuya petición la HFEA autorizó crear «bebés de diseño» para tratar enfermedades de familiares–, en declaraciones a la BBC opinaba que este asunto debe debatirse con cuidado e informaba de que éstas son enfermedades «que pueden o no desarrollarse en 20, 30 ó 40 años».
«Han vuelto a tomar una decisión con muchas implicaciones éticas sin consultar al público», denunció por su parte Josephine Quintavalle, de la organización de interés público «Comment on Reproductive Ethics».
«Deberíamos buscar la medicina que cure, no la medicina que mate –añadió–. En julio se hablaba de fines terapéuticos. Estamos ya en la selección genética».