Juan Pablo II pide que se callen las armas en Costa de Marfil

Vuelve a estallar la violencia tras un ataque a soldados franceses

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 7 noviembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió este domingo que se callen las armas en Costa de Marfil en medio de la tensión provocada por el asesinato de nueve de soldados franceses acaecido este sábado.

Tras rezar este domingo la oración mariana del Ángelus, el Santo Padre tomó la palabra en francés para expresar su «preocupación por las graves noticias que llegan desde Costa de Marfil, donde la violencia acaba de hacer nuevas víctimas».

«¡Que se callen las armas, que los acuerdos de paz sean respetados, que se retome el camino del diálogo!», exigió el pontífice antes de confiar el pueblo marfileño a María, «Reina de la paz».

La chispa que ha vuelto a desencadenar la violencia en el país africano fue un ataque aéreo del Ejército de Costa de Marfil contra las tropas francesas, que forman parte de la fuerza internacional de interposición.

En respuesta al bombardeo, el presidente francés, Jacques Chirac, ordenó la destrucción de los «medios militares» utilizados en la violación del alto el fuego, operación realizada en la madrugada del domingo con el derribo de dos aviones de combate Sujoi del Ejército marfileño.

El presidente de la Asamblea Nacional marfileña, Mamadou Coulibaly, ha lanzado unas duras advertencias a París, tras acusarle de matar a una treintena de personas, algo desmentido por las autoridades galas.

«Lo que ha pasado marca un punto de ruptura. Vietnam no será nada con respecto a lo que vamos a hacer aquí», advirtió Coulibaly.

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó en la noche del sábado una declaración en la que condena el ataque de las fuerzas gubernamentales de Costa de Marfil contra efectivos franceses y respalda la acción de éstos y de los «cascos azules» en el país africano.

Además, París va a proponer al Consejo la adopción «de nuevas medidas» como un embargo de armas contra el país africano, que hasta 1960 permaneció bajo la órbita colonial francesa.

La caída de los precios de las materias primas en la década de los ochenta y el golpe de Estado de 1999 han sumido a este país en una profunda crisis, que parece no tener salida.

La situación se ha agravado en últimos meses por el enfrentamiento entre el Gobierno de Laurent Gbagbo y los grupos rebeldes leales al general golpista Robert Guei, un choque que ha provocado un millón de desplazados y una crisis sanitaria generalizada en todo el país.

En mayo de 2003 se declaró un alto el fuego y en junio los rebeldes presentaron una declaración que ponía fin a la guerra después de que el presidente aprobase la amnistía para los guerrilleros que ocupaban el norte del país.

Sin embargo, en septiembre el proceso de paz se vio paralizado cuando los rebeldes anunciaron su retirada del gobierno de reconciliación nacional y el aplazamiento de su programa de desarme.

El 16,50% de los más de diecisiete millones de marfileños son católicos. Los musulmanes son entre el 35 y el 40%, mientras que los creyentes en las religiones animistas oscilan entre el 25 y el 40%. Hay también un porcentaje significativo de cristianos de otras confesiones.

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ZENIT Staff

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