Juan Pablo II alienta el establecimiento del Estado de derecho en Irak

Al recibir al nuevo embajador de Bagdad ante el Vaticano

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 15 noviembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II explicó este lunes, al recibir al nuevo embajador de Irak ante la Santa Sede, que la democracia sólo es posible en un Estado de derecho y que éste exige el respeto de los derechos fundamentales, entre otros, el de la libertad religiosa.

Al recibir las cartas credenciales de Albert Edward Ismail Yelda (Rammadi, 1959), quien hasta el año 2003 vivía en Londres ofreciendo asistencia legal a inmigrantes iraquíes y alentando proyectos de asistencia, el Santo Padre deseó que las próximas elecciones, previstas para enero, sean «limpias y trasparentes».

El embajador del gobierno interino iraquí llegó en días pasados a Roma para ayudar en la organización de la visita del primer ministro iraquí, Iyad Alaui, al Papa el pasado 4 de noviembre.

En el discurso que Juan Pablo II dirigió al nuevo representante de Bagdad en inglés explicó que «la auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho».

«La preservación de este principio fundamental es básica para toda sociedad moderna que verdaderamente trate de salvaguardar y promover el bien común», aclaró.

«En el cumplimiento de este deber, la distinción clara entre las esferas civil y religiosa permite a cada uno de éstas ejercer en la práctica sus propias responsabilidades, en el respeto mutuo y con plena libertad de conciencia», indicó.

«Espero que el pueblo iraquí continúe promoviendo su larga tradición de tolerancia, reconociendo siempre el derecho a la libertad de culto y a la enseñanza religiosa», auspició el obispo de Roma, asegurando la colaboración de la Iglesia católica, y en particular de los cristianos caldeos, para «construir un nación más pacífica y estable».

«En estos momentos en los que preparáis a vuestra gente para afrontar la tarea de elegir libremente a los hombres y mujeres que guiarán el Irak del mañana, aliento al actual gobierno en sus esfuerzos por asegurar que estas elecciones sean limpias y transparentes, ofreciendo a todos los candidatos las mismas oportunidades en este derecho democrático que se les alienta a ejercer», afirmó el Papa.

Por lo que se refiere a «los retos planteados por la pobreza, el desempleo y la violencia», el Papa pidió al gobierno de Bagdad que «trabaje incansablemente para solucionar las disputas y conflictos a través del diálogo y la negociación, recurriendo a la fuerza militar sólo como último recurso».

Los cristianos en Irak son en total unos 800.000: el 3 por ciento de la población, divididos sobre todo entre católicos y ortodoxos. Los más numerosos, los caldeos, unidos a Roma, representan el 70% de los cristianos.

En los últimos meses, en particular a partir de inicios de agosto, las iglesias, así como tiendas de cristianos se han convertido en objetivo de ataques terroristas. El 8 de noviembre tuvieron lugar atentados contra dos iglesias en los que murieron tres personas y otras 45 han resultado heridas.

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ZENIT Staff

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