CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 28 noviembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II hizo un llamamiento a redescubrir el sentido del domingo al rezar el Ángelus en el primer domingo de Adviento del año que él ha dedicado a la Eucaristía.
Al dirigirse desde la ventana de su estudio a unos treinta mil peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa comenzó recordando que en ese día comenzaba el período litúrgico de preparación para la Navidad, el Adviento, «durante el que contemplaremos con particular fervor el rostro de Cristo presente en la Eucaristía».
En una mañana de un estupendo sol, el Santo Padre subrayó que «Jesús, Verbo encarnado, muerto y resucitado, es el centro de la historia. La Iglesia lo adora y descubre en él el sentido último y unificador de todos los misterios de la fe: el amor de Dios que da la vida».
Mencionando el Congreso Eucarístico que la Iglesia en Italia está organizando en Bari del 21 al 29 de mayo de 2005, el Santo Padre recordó su tema central: «Sin el domingo no podemos vivir».
La iniciativa le motivó a alentar a la comunidad cristiana a redescubrir «con nueva fuerza el sentido del domingo: su «misterio», el valor de su celebración, su significado para la existencia cristiana y humana».
Juan Pablo II, que en estos últimos años de pontificado, en el contexto su impulso a la nueva evangelización ha dado una importancia central al redescubrimiento de la Eucaristía, está preocupado por la pérdida del sentido del domingo, como constata en la carta apostólica «Dies Domini», publicada el 31 de mayo de 1998.
El obispo de Roma concluyó pidiendo la intercesión de María, a la que definió como «mujer eucarística» para que la comunidad cristiana acoja «con alegría a Cristo que viene» en la Navidad, y celebre «dignamente la presencia sacramental del misterio eucarístico».
En la plaza de San Pedro se veían los andamios de las obras de construcción del Belén que se descubrirá a los peregrinos en la Nochebuena.
