MADRID, sábado, 11 diciembre 2004 (ZENIT.org).- Publicamos el análisis escrito por el director del Secretariado de la Comisión Episcopal Española de Medios de Comunicación Social, don José Mari Gil Tamayo, con el título «Recristianizar la Navidad».
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Uno de los exponentes de la influencia cultural del cristianismo y por ende de su eficacia evangelizadota es la impregnación que la fe hace de todas las dimensiones de la vida humana, no sólo en el ámbito personal sino también en el social, como pueden ser los usos y costumbres, las expresiones artísticas, e incluso las manifestaciones festivas y hasta las culinarias.
Por eso no resulta extraño interpretar que uno de los síntomas de la pérdida de espacio social por parte de los católicos sea precisamente la ausencia de los símbolos cristianos en los adornos que, de cara a las fiestas navideñas, engalanan las calles de muchas de nuestras ciudades desde comienzos de noviembre, que ya es anticiparse.
En casi todas ellas sólo se representan los asépticos y luminosos abetos, bolas de mil colores, estrellas y un sinfín de motivos vegetales que bien podrían anunciar unas simples fiestas de invierno o de exaltación forestal. Y, por supuesto, tampoco faltan los reclamos al consumo tan propicio en estos días.
En cambio, el tradicional belén que representa el misterio del Nacimiento de Jesucristo, verdadero motivo de estas celebraciones, está siendo cada vez más olvidado en la decoración exterior y es confinado a la intimidad de los hogares. Incluso, en lo que es el colmo de lo paradójico, en algún colegio público español, como daba cuenta la prensa hace unas semanas, se han llegado a prohibir algunos villancicos por su explícito contenido religioso. ¿Qué iban a expresar sino?
Lo mismo está ocurriendo en Italia, otro de los grandes países de tradición católica, donde también algunos colegios han decidido no realizar la tradicional representación del nacimiento de Jesús por respeto a los alumnos de otras religiones. En concreto en una escuela de Treviso, su director ha tomado la decisión de sustituir la representación navideña del nacimiento de Jesús por el cuento de Caperucita Roja, así como en la ciudad septentrional de Como, en una tradicional canción navideña se ha sustituido la palabra «Jesús» por «Virtud» para que la pudieran cantar algunos alumnos de musulmanes.
Ante estos intentos, el cardenal Ruini, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, ha hecho un llamamiento a los profesores y familias católicas a no claudicar y defender nuestras propias referencias religiosas desde el ámbito de la escuela al del propio hogar, pasando por nuestras calles, y fomentar la costumbre tradicional del belén navideño.
Urge, por tanto, recuperar el genuino sentido cristiano de la Navidad y la mejor forma de hacerlo es mediante la vivencia profunda de este misterio que hace posible las celebraciones litúrgicas de estos días, así como su expresión en un compromiso concreto de mayor caridad o solidaridad con quienes más lo necesitan. El tiempo de adviento y la liturgia navideña es una oportunidad para lograrlo. Para eso están.