CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 6 febrero 2005 (ZENIT.org).- ¿Qué sucede con el gobierno de la Iglesia, y en particular de la Santa Sede, ahora que Juan Pablo II se encuentra hospitalizado en el Hospital Agostino Gemelli?
Juan Pablo II respondió directamente a esta pregunta este domingo al aparecer por primera vez públicamente desde la ventana de su habitación afirmando que «también desde el hospital, en medio a los demás enfermos, a los que dirijo mi afectuoso saludo, sigo sirviendo a la Iglesia y a toda la humanidad».
Según ha constatado en esta semana, Zenit las actividades en el Vaticano han continuado ordinariamente. Los responsables de organismos vaticanos contactados han respondido explicando que para su trabajo diario es como si el Papa hubiera emprendido uno de los 104 viajes internacionales de su pontificado.
De hecho, en estos más de 26 años de pontificado, Juan Pablo II ha estado algo menos de dos años fuera del Vaticano, exactamente 543 días, en los que ha visitado 129 naciones.
Por lo que se refiere a los encuentros de la agenda, cancelados desde el 30 de enero a causa de la gripe, el obispo de Roma se ha visto obligado a cambiar en mensaje el discurso que había preparado para leer ante las personas a las que iba a recibir en audiencia.
El cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano, le está sustituyendo en la acogida de políticos y otras personalidades. Fue su brazo derecho en la guía de la Santa Sede quien recibió el viernes pasado a Josep Borrell, presidente del Parlamento Europeo y será el mismo purpurado italiano quien debería acoger el próximo martes a Condoleeza Rice, la nueva secretaria de Estado norteamericana.
Por lo que se refiere a las celebraciones litúrgicas el Santo Padre está siendo sustituido por cardenales de la Curia Romana. El 2 de febrero le sustituyo en la celebración eucarística de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada el arzobispo Franc Rodé, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
En la celebración del Miércoles de Ceniza, el próximo 9 de febrero, el Papa será sustituido por el cardenal estadounidense James Francis Stafford, penitenciario mayor de la Penitenciaría Apostólica, en la Basílica de San Pedro del Vaticano, según anunció la Sala de Prensa del Vaticano este sábado.
La actividad los responsables de los organismos de la Santa Sede, independientemente del restablecimiento del Papa, debe experimentar un paréntesis a partir del próximo domingo 13 de febrero, pues en ese día comienzan los anuales ejercicios espirituales en los que participa el Papa y la Curia Romana.
Todos los años, durante esta semana, el sucesor del apóstol Pedro cancela sus audiencias y es probable que, si no se dan complicaciones, regrese al Vaticano y pueda participar en los mismos junto a sus colaboradores.
Por lo que se refiere a la vida de las Congregaciones, Tribunales, Consejos Pontificios y otras instituciones vaticanas, en esta semana pasada ha continuado ordinariamente.
La Santa Sede ha hecho públicos los nombramientos de obispos. Algunos de ellos llevan la impronta clara y directa de Juan Pablo II, como por ejemplo, el anuncio de este sábado por el que se nombra al cardenal Francesco Marchisano, de 75 años, a quien ordenó personalmente obispo, presidente de la Oficina del Trabajo de la Sede Apostólica.
Dado que el cardenal Marchisano es arcipreste de la Basílica de San Pedro y vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano, el Papa le ha nombrado como coadjutor a otro gran amigo, el arzobispo italiano Angelo Comastri, hasta ahora arzobispo de Loreto y delegado pontificio en el Santuario de Loreto.
Juan Pablo II admira la espiritualidad el arzobispo Comastri, hijo espiritual de la Madre Teresa, quien impartió hace dos años los ejercicios espirituales de Cuaresma a la curia romana.
El cardenal Stafford explicó el 3 de febrero al diario «La Repubblica», al referirse a la actividad de estos días de los colaboradores del Papa, que «cada uno de nosotros tiene la autoridad y la capacidad para continuar el trabajo en su propio ámbito»
«Yo, por ejemplo, tengo que responder con mis colaboradores a las personas que se dirigen a la Santa Sede para ayudar en casos de conciencia o para responder a cuestiones ligadas a «pecados reservados». Es voluntad de la Iglesia y del Papa que continuemos con las tareas que se nos han confiado».
«Si tuviera un problema, acudiría al cardenal Sodano. Siempre le he encontrado abierto y disponible», aclaraba.