COIMBRA, lunes, 14 febrero 2005 (ZENIT.org).- Sor Lucia, la última superviviente de los tres pastorcillos de Fátima videntes de Nuestra Señora, en la Cova de Iría (Portugal), murió este domingo a los 97 años, en el convento de Coimbra de este país atlántico.
Lucía de Jesús dos Santos, tenía diez años cuando declaró haber visto por primera vez, el 13 de mayo de 1917, a una señora que luego identificó como Nuestra Señora, en la Cueva de Iría, junto a sus primitos Francisco y Jacinta Marto, beatificados por Juan Pablo II, en el aniversario de las apariciones del año 2000, en Fátima.
El 13 de octubre de 1930, el entonces obispo de Leiría, monseñor José Alves Correira da Silva, en una carta pastoral, declaró dignas de fe las apariciones de Fátima y admitió el culto público. Desde entonces, el santuario se ha convertido en un centro de espiritualidad y peregrinación de alcance internacional.
Nacida en 1907, en Aljustrel, sor Lucía se trasladó en 1921 a Oporto, y a apenas 14 años fue admitida como alumna interna en el Colegio de las Religiosas Doroteas, en Vilar, en las afueras de la ciudad.
El 24 de octubre de 1925, entró en el Instituto de Santa Dorotea y al mismo tiempo fue admitida como postulante en el convento que la misma congregación tiene en Tuy, Galicia, España, cerca de la frontera portuguesa. El 3 de octubre de 1928, pronunció sus primeros votos. El 3 de octubre de 1934, emitió los votos perpetuos y recibió el nombre de sor María de la Dolorosa.
En 1946, volvió a Portugal y, dos años más tarde, entró en el Carmelo de Santa Teresa, en Coimbra, donde el 31 de mayo de 1949 profesó como carmelita descalza, asumiendo el nombre de hermana María Lucía de Jesús y del Corazón Inmaculado.
Escribió dos volúmenes, uno llamado «Memorias» y el otro «Llamadas del Mensaje de Fátima». En sus escritos cuenta cómo la Virgen y el Niño Jesús se le aparecieron otras veces en los años sucesivos al acontecimiento de Fátima.
Los restos mortales de sor Lucía han sido trasladados este lunes a la catedral de Coimbra, donde se celebró una ceremonia fúnebre presidida por el obispo de Coimbra, monseñor António Cleto. También el obispo de Leira, monseñor Serafim Ferreira e Silva, participó en la ceremonia. Está previsto que los restos mortales de la religiosa vuelvan al Carmelo de Santa Teresa.
Por voluntad de la religiosa, dentro de un año, el cuerpo de sor Lucía será llevado al santuario de Fátima, donde ya descansan los restos mortales de Francisco y Jacinta.
«Se ha cumplido la voluntad de Dios que, a través de María, nos había dicho que Lucía habría permanecido todavía algo de tiempo sobre la tierra. Desempeñó un papel importante en las apariciones: fue ella quien guiaba al grupo, era ella quien hablaba con Nuestra Señora. Sor Lucía tuvo un papel determinante como testigo y como mensajera de María», ha afirmado el rector del santuario de Fátima, monseñor Luciano Guerra.
Por petición de Pablo VI, sor Lucía viajó a Fátima en 1967 para celebrar los cincuenta años de las apariciones, y también regresó con motivo de las tres peregrinaciones de Juan Pablo II (1982, 1991, 2000).
A causa de la muerte de sor Lucía, el primer ministro portugués, Pedro Santana Lopes, ha anunciado para este martes una jornada de luto nacional en Portugal.