En un telegrama enviado al cardenal Nasrallah Pierre Sfeir, patriarca de Antioquia de los Maronitas (Líbano), a través del cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, el Santo Padre considera que «este gesto criminal», en el que perdieron la vida diecisiete personas, «ofende a Dios y a los hombres, creados a su imagen y semejanza».
«Rezando ardientemente por la querida tierra del Líbano», el Papa «implora una vez más la misericordia de Dios sobre la región de Oriente Medio, que aspira a una paz justa y duradera», asegura la misiva pontificia.
Juan Pablo II invita «a todos los fieles católicos del Líbano a un compromiso perseverante por la paz y la colaboración con todos los hombres de buena voluntad para construir, en el diálogo, un futuro de concordia en el país y entre los pueblos de la región».
El diario de la Santa Sede, «L’Osservatore Romano», abría su portada de la edición diaria italiana del 18 de febrero con este título: «En los funerales de Hariri, una muchedumbre imponente pide el retiro de las tropas de Damasco».