CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 20 febrero 2005 (ZENIT.org).- Los ejercicios espirituales de esta semana han tenido un buen impacto en la salud de Juan Pablo II, quien este domingo manifestó su voluntad de continuar cumpliendo con su ministerio de sucesor del apóstol Pedro.
Al asomarse a mediodía a la ventana de su estudio, entre los aplausos de los miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, el pontífice volvió a dirigir su saludo con motivo de la oración mariana del Ángelus, igual que hace un mes, antes de ser hospitalizado.
Esta vez fue él –y no un colaborador como el domingo anterior– quien leyó personalmente el texto de manera íntegra, con voz cansada pero bastante comprensible, para ratificar su «servicio a la unidad de la Iglesia» en cuanto obispo de Roma.
Tras recordar las palabras de Jesús resucitado a san Pedro –«Apacienta mis ovejas»–, el pontífice reconoció: «Siento particularmente vivo en el espíritu esta invitación de Jesús, cuando contemplo el misterio eucarístico»
«La Eucaristía es la fuente de la que saca un vigor siempre nuevo la comunión entre los miembros del Cuerpo de místico de Cristo», aclaró.
«En esta perspectiva, alcanza plena evidencia la peculiar tarea confiada a Pedro y a sus sucesores: el ministerio petrino es esencialmente servicio a la unidad de la Iglesia: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia»», afirmó citando las famosas palabras del Evangelio de Mateo (16, 18).
«A esta promesa, se le hacen eco otras palabras confortantes: «yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú [Simón], cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos», añadió.
El sucesor del pescador de Galilea concluyó confiando a su maestro a «todo el Pueblo de Dios en este camino cuaresmal hacia la Pascua».<br>
Si bien las fórmulas del Ángelus y las Avemarías fueron dirigidas por el sustituto de la Secretaría de Estado, el arzobispo argentino Leonardo Sandri, el Papa retomó la palabra para entonar la fórmula de la bendición en latín y dirigir después su saludo a grupos de peregrinos presentes en el Vaticano.
Con familiaridad habló en eslovaco para saludar a dos grupos de ese país y luego, leyendo de nuevo en italiano, dirigió su pensamiento a varias parroquias de Roma, de Sicilia y de la localidad de Anagni, para concluir deseando a todos los presentes un «¡feliz domingo!».
Juan Pablo II, que en esta semana ha seguido el retiro predicado por el obispo italiano de Novara, monseñor Renato Corti, al igual que en años anteriores, no había tenido audiencias públicas.
Por este motivo, había suscitado expectación este acto público para constatar como evoluciona su convalecencia, tras haber sido internado en el Hospital Agostino Gemelli desde la noche del 1 de febrero al 10 de febrero, a causa de una laringotraqueítis aguda provocada por la gripe.
El obispo de Roma, que ahora se prepara para vivir los intensos días de la Semana Santa, que este año tiene lugar del 20 de marzo (domingo de Ramos) al 27 de marzo (domingo de Resurrección), este 23 de febrero publicará el quinto libro de su pontificado, «Memoria e identidad», en el que ofrece una reflexión sobre destacados acontecimientos del siglo XX.
Ya ha anunciado nuevos planes: el 29 de abril quiere visitar al presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, en su residencia oficial del Palacio del Quirinal con motivo de la festividad de Santa Caterina de Siena, patrona de Italia.
Y en el horizonte se mantiene su compromiso por participar en las Jornadas Mundiales de la Juventud que se celebrarán en Colonia (Alemania) el próximo mes de agosto.