El presidente de Azerbaiyán asegura en el Vaticano que promoverá la paz en el Cáucaso

Recibido este sábado en audiencia por el cardenal Angelo Sodano

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 27 febrero 2005 (ZENIT.org).- El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, se comprometió este sábado a promover la paz en el Cáucaso y la libertad religiosa al visitar este sábado la Santa Sede, según informa un comunicado vaticano.

El mandatario, que fue recibido por el cardenal Angelo Sodano, comenzó el encuentro pidiendo al secretario de Estado vaticano que transmitiera a Juan Pablo II, ingresado desde hacía dos días en el Hospital Gemelli de Roma, «su homenaje y el del pueblo azerí, que recuerda muy bien la visita a Bakú del Santo Padre entre el 22 y 23 de mayo de 2002».

Según informa un comunicado de prensa emitido por Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede, «en transcurso de los coloquios se pasó revista tanto a las relaciones entre la Santa Sede y Azerbaiyán, como a los problemas existentes en el Cáucaso, con el común compromiso de favorecer el progreso material y espiritual de esa región, y en particular la necesaria libertad religiosa y el diálogo entre las diferentes partes de la sociedad».

En el encuentro participaron también el ministro de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán, Elmar Mammadyarov, y el secretario para las Relaciones de la Santa Sede con los Estados, el arzobispo Giovanni Lajolo.

Aliev regaló al Papa un retrato artístico realizado por Memmedov Sakit Qulama Oglu, según informa Navarro-Valls.

La República de Azerbaiyán, que se independizó tras la caída de la Unión Soviética en 1991, cuenta con algo menos de ocho millones de habitantes de los cuales la gran mayoría son musulmanes, aunque existen importantes minorías de ortodoxos rusos y de ortodoxos armenios.

A pesar del alto al fuego de 1994, Azerbaiyán no ha resuelto todavía su conflicto con Armenia sobre el enclave armenio en territorio azerí de Nagorno-Karabaj, que dio lugar en 1991 a una guerra entre ambos Estados.

El conflicto provocó la anexión de hecho por Armenia no sólo del territorio en disputa, sino también de otras tierras azeríes, así como la llegada de 800.000 refugiados a Azerbaiyán.

La comunidad católica en Azerbaiyán prácticamente desapareció con las persecuciones de Stalin y la iglesia católica de Bakú fue destruida. Con motivo de la visita del Papa el fallecido presidente, Heider Aliev, ex comunista, puso a disposición un terreno en el centro de Bakú para la construcción de una iglesia católica. En el país el número de los católicos en estos momentos no llega al millar.

El 18 de noviembre pasado, Juan Pablo II recibió a una delegación de representantes religiosos islámicos, ortodoxos y judíos de Azerbaiyán, llegados a Roma para agradecerle la visita a su país del año 2002.

En el encuentro, el Papa y todos los presentes coincidieron en subrayar que nadie tiene derecho a utilizar la religión como instrumento de intolerancia o violencia.

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ZENIT Staff

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