CIUDAD DEL VATICANO, martes, 5 abril 2005 (ZENIT.org).- Juan Pablo II antes de morir envió una carta a los religiosos del santuario de Jasna Gora, en Czestochowa, y entregó como don unas coronas de oro para el icono de la Virgen Negra, corazón espiritual de Polonia.
«Encomiendo nuestra Patria, toda la Iglesia y a mí mismo a su protección maternal», afirmaba el Papa en su misiva, dirigida al prior general de los monjes de San Pablo Ermitaño, Izydor Matuszewski, del monasterio de Jasna Gora.
Y, al final, añadía «Totus tuus!» (¡todo tuyo!), el lema en latín con el que puso su pontificado en manos de María.
En la carta, cuyo contenido ha sido revelado por «Radio Vaticano», el Papa recuerda todo lo que Dios ha hecho en su gran misericordia por Polonia a través de la Virgen en los últimos 350 años, tras la victoria en defensa del monasterio y de Polonia de la invasión sueca.
«Que estos acontecimientos providenciales sean una llamada a la unidad en la construcción del bien común para el futuro de Polonia y de todos los polacos», deseba Juan Pablo II.
«Que sean un llamamiento a cuidar el tesoro de de los valores eternos, de manera que el ejercicio de la libertad lleve a la edificación, y no al derrumbe», añadía.
«Encomiendo a su maternal protección la Iglesia en tierra polaca para que, a través del testimonio de santidad y de humildad refuerce siempre la esperanza en un mundo mejor, en los corazones de todos los creyentes», afirmaba.
Por último, rezaba «por los responsables del futuro de Polonia para que tengan la valentía de defender todo bien para beneficio de la República».