CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 10 abril 2005 (ZENIT.org).- Ante las peticiones de que Juan Pablo II sea «santo ya» («santo subito»), como pidieron muchos fieles en la misa de sus exequias, el portavoz de la Santa Sede ha aclarado que se trata de una decisión de «exclusiva competencia» de su sucesor.
Joaquín Navarro-Valls, en un encuentro con la prensa mantenido este sábado tras la congregación general de cardenales, explicó que «cualquier otro punto de vista está fuera de lugar».
Si bien los periódicos italianos hablaban este sábado de la existencia de un dossier con milagros atribuidos a Juan Pablo II, el milagro atribuido a su intercesión para la beatificación tiene que tener lugar después de su muerte.
Para la canonización se requiere que el milagro tenga lugar después de la beatificación.
La normativa de la Iglesia prevé que la apertura de una causa comience cinco años después de la muerte de la persona para que la emoción no altere las investigaciones.
El Papa tiene la autoridad para eximir del cumplimiento de las leyes de estos procesos. Es lo que hizo Juan Pablo II en el caso de la Madre Teresa de Calcuta, en cuyo caso permitió no esperar cinco años para comenzar su proceso.
Juan Pablo II proclamó 1.338 beatificaciones y 482 canonizaciones, más que todos sus predecesores juntos desde 1588, cuando estas causas quedaron detalladas.