70 años de relaciones Cuba-Santa Sede, analizados por el embajador en el Vaticano

Entrevista con Raúl Roa-Kourí

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 18 abril 2005 (ZENIT.org).- En esta entrevista concedida a Zenit, el nuevo embajador cubano ante la Santa Sede, Raúl Roa-Kourí, explica la posición del gobierno cubano hacia la Iglesia católica, especialmente en relación al acceso a los medios de comunicación y a los visados de entrada en el país para sacerdotes y religiosos.

El embajador Raúl Roa-Kourí estudió en la Habana, en Washington y en México. Ha sido embajador y representante permanente en las Naciones Unidas en Nueva York (1978-1984), Embajador en Francia (1994-1998) y hasta el 2004 fue presidente de la Comisión Nacional Cubana en la UNESCO.

Aparte del español habla inglés, francés, portugués, italiano y ruso. Está casado y tiene tres hijas.

–¿Qué fue Juan Pablo II para los cubanos?

–Embajador Roa Kourí: Juan Pablo II viajó a Cuba en enero de 1998. Era la primera vez en la historia de nuestro país, incluida la etapa colonial, que un Papa visitaba la Isla, lo cual, de por sí, confiere un significado especial a la visita de Su Santidad.

A ello se une el hecho de que ese año, aparte de los serios problemas que enfrentaba la economía nacional, originados por la desaparición del llamado «campo socialista», nuestro principal socio económico-comercial, coincidió con el recrudecimiento de la política de hostilidad, agresión y guerra económica que libran los Estados Unidos contra Cuba desde hace más de 40 años.

El arribo del Papa en esas condiciones se vio por los cubanos como un acto valeroso y solidario. Si se añaden sus afirmaciones de «que el mundo se abra a Cuba y que Cuba se abra al mundo», y su rechazo a las medidas económicas coercitivas impuestas desde afuera que calificó de «éticamente injustas e inaceptables», se puede comprender fácilmente por qué el pueblo cubano –incluidos los no creyentes– y los dirigentes de la revolución sentimos profundo respeto, admiración y simpatía por el difunto pontífice. Fue, como aseveró el propio Fidel Castro, «un amigo».

–La Iglesia católica considera insuficiente el número de personal religioso en la isla, y todavía tiene problemas para que reciban visados.

–Embajador Roa Kourí: Es cierto que en Cuba la Iglesia considera que el número de sacerdotes católicos es insuficiente. Se trata de un hecho que tiene raíces en la colonia, cuando la casi totalidad de los sacerdotes, lógicamente, era de nacionalidad española. Más tarde, durante la república neocolonial de 1902, impuesta «manu militari» por Estados Unidos, la inmensa mayoría de los religiosos consagrados seguía siendo española y, más aún, franquista. Esto originó desavenencias entre la Iglesia –que en no pocos casos conspiró abiertamente o apoyó a la contrarrevolución– y el Estado, siendo expulsados de Cuba los sacerdotes franquistas.

Después, el Gobierno autorizó la entrada de sacerdotes de diversa nacionalidad, como hasta ahora.

En la actualidad hay en nuestro país 347 sacerdotes y 61 diáconos; como residentes temporales hay 34 que colaboran con las distintas diócesis por más de un año. En las 11 diócesis existentes, hay 24 órdenes masculinas y 55 femeninas que, sumados a los 197 sacerdotes diocesanos, elevan a 1017 el personal religioso.

Lamentablemente, en estos años no se han desarrollado muchas vocaciones y, por tanto, el clero cubano es insuficiente para atender a los fieles (hoy día estudian solo 76 seminaristas en los dos seminarios del país).

Por otra parte, al Estado le resulta difícil aprobar el ingreso de nuevos sacerdotes si no tienen asegurada previamente la vivienda, que es deficitaria, como se sabe, y prioriza la entrada de personal consagrado que reemplaza o sustituye al personal extranjero que concluye su estancia.

Por supuesto, trabajamos con la Iglesia local para dar solución a sus necesidades, aunque, lamentablemente, no en la medida en que desearíamos poder hacerlo.

–Cuba es conocida por el alto nivel de educación de sus ciudadanos. ¿Por qué no permiten a la Iglesia católica que se una a esta misión educativa?

–Embajador Roa Kourí: En Cuba, la educación es un derecho de todo ciudadano que el Estado garantiza a todos por igual. Nuestra sociedad se basa en principios socialistas y considera que la enseñanza debe ser laica y pública. No existe, pues, la escuela privada.

Antes hubo instituciones privadas de enseñanza: católicas, protestantes y hebreas, junto a las estatales, pero la nueva Constitución, de 1976 –aprobada por el 97% de los ciudadanos– establece que «la enseñanza es función del Estado y es gratuita».

Asimismo, «fundamenta su política educacional y cultural en los avances de la ciencia y la técnica, el ideario marxista y martiano, la tradición pedagógica progresista cubana y universal». Desde luego, la Iglesia católica, los templos protestantes y las sinagogas pueden impartir –y lo hacen– la enseñanza religiosa a sus feligreses.

–La Iglesia cubana querría un acceso más extenso a los medios de comunicación. ¿Por qué no puede tenerlo?

Embajador Roa Kourí: La Iglesia católica en Cuba tiene un acceso más bien eventual a los medios de comunicación. Por ejemplo, antes de la visita del Papa, como preparación de ésta, y en ocasión de su deceso, el señor cardenal Jaime Ortega ha podido dirigirse al pueblo a través de la televisión nacional.

Es cierto que la Iglesia desearía un mayor acceso a la radio, la TV y la prensa –que, como la educación, es estatal– y esto forma parte de las conversaciones periódicas que sostiene la jerarquía católica con nuestras autoridades y de las mías con mis contrapartes en el Vaticano.

Por otra parte, las 11 diócesis editan algo más de 70 publicaciones que, si bien no alcanzan una circulación nacional como algunos de nuestros diarios, expresan libremente sus puntos de vista; las hay, incluso, que incursionan en temas puramente políticos, ajenos a lo que declaradamente es función de la Iglesia. Y muchas son ilegales, dado que no se han inscrito en el registro de publicaciones como establece la ley. Es algo que debe rectificarse.

–Podría parecer que el gobierno cubano tiene medio a la Iglesia…

–Embajador Roa Kourí: Nuestro Gobierno ni teme a la Iglesia ni desconfía de ella. Como dije antes, la abrumadora mayoría de nuestro pueblo que aprobó la Constitución socialista, apoya la revolución, defiende su obra, sus conquistas en las esferas social, económica, educacional, cultural, sanitaria, su sistema político democrático participativo. Si la Iglesia quiere ser parte del pueblo, compartir sus esperanzas y su lucha, no podría hacerlo en oposición al Gobierno revolucionario, que es su gobierno.

Confiamos en los católicos, en su mayoría revolucionarios, como confiamos en los protestantes, hebreos, musulmanes y en los creyentes en religiones de origen africano, muy numerosos en Cuba. Pero, sobre todo, confiamos en la justeza de nuestro proyecto, que es la base de la fuerza de nuestra revolución.

–El gobierno de Castro nunca ha interrumpido las relaciones diplomáticas con la Santa Sede. ¿Pensaron en romperlas, en alguna ocasión?

Embajador Roa Kourí: Cuba y la Santa Sede celebrarán el próximo mes de junio el 70 aniversario del establecimiento de sus relaciones diplomáticas. Es una fecha significativa para más de cinco generaciones de cubanos, muchos de los cuales tienen en el Papa a su mentor espiritual. Lo es también para los no creyentes, dado que la Santa Sede desempeña un importante papel en el mundo y en la vida internacional. Nuestro Gobierno no tiene como política romper relaciones diplomáticas con ningún Estado –cuando lo ha hecho, por cierto, muy contadas veces, ha sido por razones irrenunciables de principio– y ni siquiera lo hizo con E
stados Unidos, que decidieron romper con Cuba en 1960. No, nunca hemos pensado abandonar las relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

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ZENIT Staff

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