Juan Pablo II en las primeras páginas de los periódicos árabes

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 10 abril 2005 (ZENIT.org).- El representante papal en la Península Arábica ha calificado de «sorprendente y bella» la cobertura informativa sobre la muerte de Juan Pablo II en los periódicos, tanto en lengua árabe como inglesa.

Monseñor Giuseppe de Andrea, nuncio apostólico en Kuwait, Yemen, Bahrein, Qatar y además como delegado apostólico en la Península Arábica (Arabia Saudí, Omán y los Emiratos Árabes Unidos) ha explicado a Zenit que los titulares de los periódicos eran elocuentes: «Todos somos huérfanos».

«Los diarios han dedicado la primera página, muchas páginas interiores y fotografías al Papa», constata y añade que a la nunciatura ha llegado el pésame de las autoridades, así como la firma de muchos diplomáticos.

«Todos me decían que nuestra pérdida es su pérdida. En el Papa veían a un amigo, un guía y sobre todo a una persona de paz», expresa.

Lo que más se valora de la figura de Juan Pablo II en esta zona del mundo es «su obra de paz, así como la justicia y la ecuanimidad», indica.

Monseñor De Andrea confiesa que la pérdida de Juan Pablo II es «más que personal, él me envió aquí» y revela que es el mismo sentimiento de su primer secretario, el sacerdote filipino monseñor Arnaldo Catalán, pues «desde su ordenación ha sido el único Papa».

«Las celebraciones de los católicos en estos países han sido masivas», revela el prelado. En la catedral de Kuwait, la misa funeral por el Papa ha reunido a cuatro mil personas.

«En Dubai, el Jueves Santo eran doce mil», añade y observa non sin razón: «Más que en cualquier parroquia de Roma».

«Todos los siete países de la península han enviado una delegación a los funerales, incluso las tres que no tienen relaciones diplomáticas con nosotros», afirmó en referencia a Arabia Saudí, Omán y los Emiratos Árabes Unidos.

«Lo que ha sucedido es sorprendente y gratificante», afirma el nuncio apostólico, que además de su asombro por el eco de la muerte del Papa en los medios de la zona ve «un señal positivo y una esperanza» en el envío de delegaciones oficiales de todos estos países a Roma para el entierro del pontífice.