Que estas personas, pidió, que «están lejos de su patria y con frecuencia también de su familia», «encuentren siempre en su camino amigos y corazones acogedores, capaces de apoyarles en las dificultades de cada día».
El llamamiento del Santo Padre tuvo lugar al recordar que en este 1 de junio se ha celebrado el centenario del fallecimiento del beato Giovanni Battista Scalabrini (1839-1905), obispo de Piacenza (Italia), quien entregó su vida a los emigrantes, fundando los Misioneros (1887) y Misioneras (1895) de San Carlos Borromeo, conocidos como «escalabrinianos».
La Iglesia le ha proclamado, como recordó en su saludo el Papa, patrón de los emigrantes. Fue beatificado por Juan Pablo II el 9 de noviembre de 1997.
Recientemente ha surgido un tercer instituto religioso en Suiza siguiendo la espiritualidad de Scalabrini: las Misioneras Seculares Escalabrinianas.
Frente a la actual emergencia del fenómeno migratorio, un creciente movimiento de voluntarios laicos afronta este desafío con las intuiciones de Scalabrini. Del 1 al 5 de junio han celebrado su primer congreso en Piacenza.