SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS, miércoles, 22 junio 2005 (ZENIT.org-El Observador).- Ante el comunicado que pone en «alerta roja» a los efectivos del autodenominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, el obispo de San Cristóbal de las Casas, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, ha pedido que se destierre, definitivamente, la amenaza de las armas.

Este martes, y sin mediar explicación alguna, el EZLN, que encabeza el «subcomandante Marcos», decidió poner a sus tropas en «alerta roja», lo que ha hecho revivir los enfrentamiento de enero de 1994, en los que murieron gran cantidad de personas en la zona controlada ahora por el zapatismo en Chiapas.

Tras destacar que en la diócesis se encuentran en «alerta pastoral», monseñor Arizmendi Esquivel aseveró que estas acciones «están generando incertidumbre en las comunidades, y nosotros debemos estar muy cerca de nuestro pueblo, como siempre, para estar al pendiente y ver de qué forma podemos ayudar al proceso de paz. Pero también a continuar los trabajos por la justicia en las comunidades, que en último caso es la raíz de todos los problemas».

El obispo de San Cristóbal de las Casas descartó que se trate de movilizaciones de las comunidades de base zapatistas, sino, más bien, de los que consideran Marcos y los otros comandantes, sus efectivos regulares. «La información que tenemos --destacó el prelado-- con todos los sacerdotes que estuvieron hoy aquí; es que no han visto ninguna movilización fuera de lo normal».

Al decir que desconoce las razones del EZLN para elevar a «alerta roja» la situación, monseñor Arizmendi Esquivel dijo que «siendo ya inminente el proceso electoral ellos también quieran de alguna forma hacer presente su voz». En el país y en el estado de Chiapas habrá elecciones generales en el 2006.

Monseñor Arizmendi hace «un múltiple llamado».

«Primero al Ejercito Zapatista de Liberación Nacional» para que «ojalá se mantenga en la línea que siempre ha conservado desde el inicio, salvo los primeros días que fueron de acciones bélicas, que más bien su lucha siga siendo política, como se lo pidió la mayoría de la sociedad mexicana, y que sigan luchando ellos junto con nosotros y con todas las instancias, incluso de gobierno en sus diferentes niveles, para combatir la pobreza, la miseria, la marginación, el racismo, que son persistentes».

Luego hace también un llamamiento «al Gobierno Federal y al Ejercito Mexicano, para que ojalá no se hiciera ningún tipo de provocación contra los zapatistas para que no hubiera ninguna razón o pretexto y reactivar acciones bélicas, con las cuales nadie estamos de acuerdo».

Y concluye: «Seguimos haciendo un llamado también a las comunidades para que procuren mantener la calma y estar siempre unidos dentro de la pluralidad de opciones, de organizaciones, de partidos, de grupos que hay. Pero que todos desterremos definitivamente ya la amenaza de las armas, porque con ello nadie estamos de acuerdo».

Publicamos el comunicado de la diócesis de San Cristóbal de las Casas de este martes.

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COMUNICADO DE LA DIÓCESIS DE SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS CON MOTIVO DE LA SITUACIÓN DE TENSIÓN EN EL SURESTE MEXICANO


AL PUEBLO CRISTIANO,
A TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD,



Atentos a lo que sucede en el país, y sabiendo que de ello depende el bienestar social de nuestro pueblo, queremos dirigirnos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para compartir nuestras inquietudes y dar una palabra de aliento y de esperanza en la solución de los problemas serios y agudos que enfrenta nuestra sociedad. Nos dirigimos hoy de manera especial a aquellos actores que por su responsabilidad están más llamados a colaborar en ello.

No ha dejado nunca de preocuparnos la situación de indefinición y de no respuesta realmente efectiva a las causas que generaron y siguen alimentando el conflicto del Estado de Chiapas. La «alerta roja general» emitida por el EZLN es un indicador de esta situación.

A pesar de no contar con toda la información de lo que ha motivado tal pronunciamiento, ofrecemos nuestras reflexiones y preocupación.

Movidos por el Evangelio, como Iglesia que participa de los gozos y tristezas, de las alegrías y preocupaciones de este mundo, tratamos de servir, en la medida de nuestras fuerzas, a la construcción de un mundo más humano, expresando ese servicio en la práctica de una mediación que busca una paz verdadera en que resplandezca la justicia y se respete la dignidad.

Hemos optado por estar al lado de los pobres y de los que más sufren. Nuestra opción por defender sus causas justas y legítimas nos lleva a rechazar la violencia, que destruye la vida que queremos defender.

Es parte de nuestro servicio colaborar en la formación de una conciencia crítica y propositiva que promueva la participación de todos en la construcción de una sociedad más humana y digna, en donde la pluralidad sea reconocida como parte fundamental de ella.

Dado el momento que vive el país y nuestro estado de Chiapas, es prioritario para nosotros estar atentos a la situación de las comunidades de nuestra diócesis, para acompañarlos cercanamente y ayudarles a superar posibles divisiones y enfrentamientos; y en su caso, buscar la ayuda humanitaria que la situación requiera.

Constatamos que la injusticia estructural no ha sido resuelta hasta ahora por los programas gubernamentales. Las necesidades básicas del pueblo se mantienen y hacen ver la ineficacia del modelo neoliberal.

Hacemos un llamado a los gobiernos federal y estatal para que, escuchando las necesidades reales del pueblo, ofrezcan soluciones efectivas a la pobreza, a la marginación y al racismo. Los invitamos a escuchar con atención las críticas expresadas por diferentes voces que invitan a todos los actores políticos a una revisión de fondo del sistema político mexicano.

Al EZLN pedimos que en su lucha social y política se mantenga fiel a las causas justas, haciendo todo lo posible por evitar toda acción bélica. Del mismo modo lo exhortamos a que no deje de fomentar la necesaria autocrítica de su caminar.

Así mismo, pedimos al Ejército Mexicano que colabore con la construcción de la paz, evitando todo tipo de acciones que puedan fomentar un clima de enfrentamiento entre mexicanos.

Estamos convencidos de que este conflicto no se solucionará sin un diálogo sincero y abierto. Por lo tanto, exhortamos a todas las partes a que, sin recurrir a la vía de la violencia, se comprometan en un proceso de diálogo constructivo que siente las bases firmes de la paz que todos anhelamos.

Por nuestra parte, nos comprometemos a continuar cerca de las comunidades y a estar al pendiente de los acontecimientos, colaborando en la lucha por la justicia y la paz.

Confiamos en que el Dios de la paz nos dará la fuerza de su Espíritu para que este momento sea ocasión de generar nuevos caminos de vida y de justicia. Ponemos esta causa en el amor y protección de Santa María de Guadalupe.

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal L. C.

+ Enrique Díaz Díaz
Obispo Auxiliar de San Cristóbal L. C.

Presbiterio de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas