CANBERRA, jueves, 9 junio 2005 (ZENIT.org).- El arzobispo Francis Patrick Carroll, de Canberra –y presidente de la Conferencia Episcopal de Australia–, ha lanzado un llamamiento a los habitantes de las zonas rurales del país, sometidos a una fuerte sequía, a no caer en la desesperación y alejar todo pensamiento o voluntad de suicidio.
Y es que, según recuerda el prelado, la vida es sagrada y es el bien más importante que el hombre debe administrar, un bien más precioso que cualquier otro bien material y mucho más importante que una cosecha malograda por la sequía, informa la agencia misionera de la Santa Sede «Fides».
En la diócesis de Canberra, los agricultores más pobres se han visto golpeados por una carestía que ha puesto en jaque su actividad económica y en peligro el sustento de sus familias.
Cuatro años ininterrumpidos de sequía se cuentan ya.
En la zona se ha registrado un alarmante pico de suicidios, debido a la que ha sido definida como la peor carestía que se recuerda.
El incremento de la cifra de varones que se han suicidado en los últimos tiempos ha llevado al prelado a intervenir para recordar que la Providencia de Dios no abandona jamás, ni siquiera en los períodos que parecen más oscuros.
El arzobispo Carroll ora e invita a los fieles a rogar al Señor para que siga cerca de las familias golpeadas por la carestía y por la tragedia de la pérdida de un familiar.
Hace muchos meses que los cultivadores esperan la lluvia. La falta de agua ha perjudicado la mayor parte de los distintos productos agrícolas.
El arzobispo Carroll ha convocado para el próximo domingo 12 de junio un día de oración en todas las iglesias de la diócesis de Canberra y Goulburn para pedir por la lluvia.
Igualmente ha lanzado un llamamiento a las autoridades civiles para que garanticen a las familias de los granjeros afectados por la sequía y la escasez de alimentos las ayudas necesarias para sobrevivir.