SANTIAGO DE CHILE, viernes, 10 junio 2005 (ZENIT.org).- Una carta pastoral ha dedicado el arzobispo de Santiago de Chile, el cardenal Francisco Javier Errázuriz, a resaltar el valor de Eucaristía en la vida de los creyentes y el apego que tuvo al sacramento el sacerdote jesuita chileno –beato– Alberto Hurtado Cruchaga (1901-1952), una de las figuras más destacadas en la historia de la Iglesia católica en el país.
Llegar a lo más íntimo de la vida interior del padre Hurtado fue la intención del purpurado al escribir su carta «Para la vida del mundo», que dio a conocer el domingo pasado a los fieles de su archidiócesis en una Eucaristía en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en un modesto sector de Lo Espejo, explica el portal del episcopado chileno Iglesia.cl.
«Me parece muy importante que la riqueza de la espiritualidad del padre Hurtado sea conocida por todos, llegue en forma especial a todas las personas que lo admiran a él, de manera que penetrando en el secreto de su vida puedan también imitarlo y sean ellos mismos otros Cristo para sus hermanos, especialmente para los más necesitados», dijo el cardenal Errázuriz comentando a la prensa el sentido de su carta.
La perfección del cristiano consiste en hacer lo que Cristo haría si estuviera en su lugar; para ello cuenta con la fuerza que brota de la Eucaristía y de la oración: es una de las ideas centrales desarrolladas por el prelado en su escrito, preparado en el contexto del año de la Eucaristía y de la próxima canonización del padre Alberto Hurtado.
A lo largo de la carta, el arzobispo de Santiago subraya el valor de Eucaristía en la vida de los creyentes, así como la importancia que tuvo a lo largo de la existencia del beato jesuita: «Al descender hasta los cimientos de la vida del padre Alberto Hurtado, aparece la Eucaristía. Múltiples testimonios de quienes lo conocieron de cerca, concuerdan en lo mismo. Muchos recuerdan con emoción el modo como celebraba la Eucaristía, muy de mañana, en la iglesia de San Ignacio».
Fue de la Eucaristía y de la oración constante donde el fundador del Hogar de Cristo obtuvo la fuerza y la inspiración de servicio a los demás.
«Ambas donaciones, el don de sí mismo a Dios y el don de sí a los hermanos, encontraron en el padre Albero Hurtado una compenetración fuerte y asombrosa en su amor al pobre. No salía a buscar a los niños junto al río sin haber adorado a su Señor, sin haber recibido de él nuevamente el mandamiento nuevo», recuerda el purpurado en su carta pastoral.
«La voluntad de ser siempre donación, entregada con alegría –apunta el cardenal Errázuriz–, es una respuesta radical a una sociedad que opta por los derechos propios, por la competencia, por el egoísmo, por el propio bienestar».
Respecto a la vida de oración, el documento incluye algunas de las reflexiones del propio beato, recuperadas gracias a un grupo de investigadores que dirige el padre Samuel Fernández, decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Una de ella señala: «El apóstol necesita de la oración, pero no una oración formulista, sino una oración prolongada en largas horas de oración y quietud. Jesús, después de 30 años de oración, va al desierto, y pasa noches de oración preparando el mañana. ¡Ay del apóstol que no obre así! Se hará traficante de cosas humanas y de pasiones personales, bajo apariencia de ministerio espiritual».
El padre Hurtado debería ser canonizado el 23 de octubre próximo, si el Papa Benedicto XVI confirma esta fecha.
Joven abogado, Alberto Hurtado ingresó en la Compañía de Jesús. Se formó en Argentina, España y Bélgica. Se doctoró en Pedagogía y Psicología. Ordenado sacerdote regresó a Chile. Se dedicó al apostolado entre los jóvenes y a la enseñanza. Fue asistente de Acción Católica. Igualmente se dedicó prioritariamente a servir a los marginados de la sociedad y fundó «El Hogar de Cristo» para ayudar a los pobres sin techo, la ASICH (Acción Sindical Chilena) y la Revista Mensaje.
El padre Hurtado fue beatificado por Juan Pablo II en 1994. Hasta la fecha, su memoria se celebra el 18 de agosto, en Chile día Nacional de la Solidaridad, en reconocimiento a su palabra y a su labor como estímulo para seguir su ejemplo.
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