El episcopado latinoamericano y el estadounidense, una sola voz en el continente americano

Homenaje de la Conferencia del Episcopado de Estados Unidos al CELAM

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CHICAGO, jueves, 16 junio 2005 (ZENIT.orgEl Observador).- En una presentación muy aclamada por los obispos presentes en el encuentro de primavera de la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) que se celebra en Chicago, el presidente de la Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el cardenal de Santiago de Chile, Francisco Javier Errázuriz OSSA, agradeció el apoyo económico, la disposición y la cercanía del episcopado estadounidense en los cincuenta años que celebra este 2005 el organismo que reúne a 22 conferencias episcopales de América Latina y el Caribe.

El cardenal Errázuriz fue presentado por el obispo John R. Manz, auxiliar de Chicago y encargado de las relaciones con la Iglesia de América Latina, y por el presidente de la USCCB, el obispo William S. Skylstad, durante la primera sesión de la asamblea esta mañana.

El cardenal Errázuriz, hablando en español, señaló que lo hacía por que este idioma comenzaba a ser la segunda lengua oficial del episcopado estadounidense. Inmediatamente después, agradeció la cercanía, la colaboración y el apoyo de los obispos estadounidenses a las diócesis de América Latina y la labor de estudio, investigación y reflexión que realiza el CELAM.

Resaltó el espíritu colegial que inspira los encuentros anuales entre el CELAM y la USCCB así como, recientemente, la Conferencia del Episcopado Canadiense. Los tópicos de la deuda externa, las migraciones, la familia y las amenazas que sufre ésta, la globalización y los medios de comunicación, que se tocan en estas reuniones, dijo el cardenal Errázuriz, ayudan a la Iglesia latinoamericana a responder mejor a los desafíos que se le presentan en la actualidad.

Se trata, apuntó el purpurado chileno, de encuentros de enriquecimiento mutuo, espíritu fraterno y colaboración entre los obispos de toda América. Como ejemplo de este nuevo espíritu puso la traducción de la Biblia para los hispanos de Estados Unidos, misma que contribuirá a un mejor encuentro de la Iglesia hispana en este país con la Palabra de Dios.

El presidente del CELAM hizo público su agradecimiento por la intensa ayuda económica que ha dado la Iglesia de Estados Unidos a la de América Latina. «Nuestras diócesis, dijo, no tienen la capacidad de autofinanciarse; la aplicación de la doctrina social de la Iglesia ha terminado con las ayudas de personas adineradas y con los testamentos a favor de la Iglesia católica en nuestros países».

Además, agradeció –a nombre de todos los obispos de América Latina y El Caribe– la ayuda de sacerdotes, religiosas y religiosos estadounidenses que han dado y siguen dando su vida por las regiones pobres del subcontinente, particularmente en el campo de la educación.

El cardenal Errázuriz mostró su aprecio por lo que los obispos estadounidenses hacen por la comunidad de los inmigrantes. «No es fácil, subrayó, aceptar las semillas de otras culturas, ni siquiera para un país como Estados Unidos, una comunidad multicultural y pluriétnica».

Las cartas pastorales de 2003, junto con los obispos de México, y las campañas recientemente lanzadas para proteger e integrar a los inmigrantes, son un ejemplo valiente que los obispos de Estados Unidos dan a todo el mundo de acoger al extranjero como se acoge a Cristo. Buscar justicia para los inmigrantes, reconoció el arzobispo de Santiago de Chile, es presentar de una manera positiva las contribuciones a la cultura de los trabajadores de América Latina en Estados Unidos.

También habla, puntualizó, de una acción valerosa que será capaz de cambiar al corazón de las personas en la nación americana, tanto como del liderazgo y la preocupación pastoral de los obispos de Estados Unidos.

Para concluir, el cardenal Errázuriz puso en manos del liderazgo evangelizador de Santa María de Guadalupe la relación entre los pueblos de América, mismo sentimiento que fue compartido por el arzobispo de Morelia (México), monseñor Alberto Suárez Inda, presente en el encuentro. «Una sola América –dijo monseñor Suárez Inda– bajo el manto de Guadalupe, la hará crecer en fraternidad».

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ZENIT Staff

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