Aclaraciones de un arzobispo argentino sobre las supuestas apariciones de María, «Rosa Mística»

BUENOS AIRES, lunes, 20 junio 2005 (ZENIT.orgAICA).- El arzobispo argentino de Mendoza, monseñor José María Arancibia, ha publicado unas «orientaciones pastorales» referidas al culto de la Santísima Virgen María bajo la advocación «Rosa Mística», en una vivienda del departamento Las Heras.

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Manuel Yanzón, de 56 años de edad, padre de seis hijos y abuelo de ocho nietos, que vive en esa casa del barrio Victoria, en el distrito El Algarrobal, afirma que desde el año 2000 recibe mensajes de la Virgen María y habla de milagros atribuidos a una imagen de la Rosa Mística.

El hecho, divulgado ampliamente en la región, atrae todos los 27 de cada mes a multitudes calculadas en miles de personas.

Debido al alcance del acontecimiento, al margen de la pastoral de la Iglesia católica, monseñor Arancibia dio a conocer un documento titulado «Orientaciones pastorales del arzobispo de Mendoza para el acompañamiento de los fieles devotos de María Rosa Mística».

Dicho texto, dice un comunicado dado el 14 de junio por la oficina de prensa del arzobispado, «es fruto de un largo camino de discernimiento de cuanto ocurre en El Algarrobal».

Esta es la síntesis que ofrece el comunicado de las «Orientaciones».

Perspectiva teológica
Con la finalidad de «encauzar las manifestaciones populares de devoción a María, según la fe de la Iglesia católica» (nº 1), las Orientaciones recuerdan el hondo arraigo mariano del catolicismo mendocino y el compromiso pastoral de la Iglesia en promover una sólida piedad mariana en los fieles (nn 1-6).

Los números 7 y 8 describen el sentido bíblico del título «Rosa mística», con que el pueblo de Dios venera a María. Los números 9 al 20 describen el discernimiento llevado a cabo por la Iglesia, señalando los principales criterios y orientaciones ofrecidos a los fieles en este tiempo.

De modo particular se recuerda la subordinación de toda posible revelación privada a la Revelación pública sobre la que se funda la fe de la Iglesia. En este contexto se ofrece una valoración del camino recorrido que, por su importancia, transcribimos textualmente:

«17. Dando un paso más en el discernimiento eclesial, y después de un cuidadoso examen del camino transitado, debo ofrecer al Pueblo de Dios las siguientes orientaciones cerca de los hechos en cuestión:

1º. Un examen atento del contenido de los mensajes me permite afirmar que éstos no pueden ser considerados como una auténtica revelación privada, fruto de una intervención especial de Dios. Además de notables ambigüedades, contienen serios errores acerca de la vida cristiana y afirmaciones contrarias a la fe católica. Su difusión pone en serio riesgo la salud espiritual de los fieles. Mantengo por tanto el pedido explícito de no difundirlos ni en parte ni en su totalidad, y de no usarlos para la oración o la enseñanza. He reiterado este pedido al Sr. Manuel Yanzón.

2º. En estrecha relación con la valoración anterior, debo afirmar que no existen razones suficientes para reconocer como auténticas las presuntas manifestaciones sobrenaturales (visiones o audiciones de la Santísima Virgen o de Nuestro Señor Jesucristo) vinculadas a María «Rosa mística» en El Algarrobal.

3º. Respecto a los fenómenos extraordinarios de carácter sensorial percibidos por algunos fieles (perfumes, escarchillas, brillos en las manos, etc.), les advierto que la Iglesia no suele considerar esta clase de fenómenos como garantía de un hecho sobrenatural. No tienen necesariamente un origen divino. En todo caso, los frutos que permiten discernir la autenticidad cristiana de presuntos hechos sobrenaturales, son de otra naturaleza, y tienen que ver más bien con una vida más intensa de fe, esperanza y caridad.

4º. Estas indicaciones, de ninguna manera incluyen un juicio acerca de la autenticidad de las gracias personales de diverso tipo (paz interior, consuelo espiritual, conversión del corazón, deseo del bien, preservación del mal o de peligros diversos, posibles curaciones, etc.) que los fieles cristianos tienen la certeza subjetiva de haber recibido, y que han de atesorar en el corazón para suscitar una mayor fidelidad a la vocación cristiana.

5º. De la misma manera, estas orientaciones no contienen ninguna valoración moral de las personas implicadas en estos hechos, ni acerca de su buena fe o la rectitud de sus intenciones.»

El juicio sobre el valor doctrinal de los mensajes es el más importante de estos puntos. El Obispo, en razón de su responsabilidad pastoral de velar por el anuncio del Evangelio y la vida de fe del pueblo de Dios, ofrece a los fieles católicos esta valoración como una orientación concreta para el discernimiento y la conducta de cada persona.

Atención pastoral de las personas que asisten a El Algarrobal
Según las normas de la Iglesia católica, el juicio de valor arriba expresado impide al Obispo diocesano dar su aprobación para la celebración de sacramentos en el lugar y, por lo mismo, la edificación de un centro de culto. No obstante esto, el Obispo ha visto conveniente ofrecer a los fieles que asisten a El Algarrobal alguna forma de atención pastoral. Es lo que se describe en la segunda sección de las Orientaciones.

Se destaca la responsabilidad de la parroquia de El Bermejo y la capilla de El Algarrobal en dicha atención. Se le suma un equipo pastoral con un asesor eclesiástico, con la finalidad de «velar sobre el culto mariano, los momentos de oración y las diversas manifestaciones religiosas en el lugar» (4º,1). Las Orientaciones incluyen también algunos consejos sobre la recepción y administración de donativos y ofrendas materiales que hagan los fieles, movidos por su devoción a María «Rosa mística».

Puede leerse el texto completo de las «Orientaciones» en la página web de la agencia Aica (www.aica.org).

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ZENIT Staff

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