ROMA, lunes, 27 junio 2005 (ZENIT.org).- El cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga SDB, arzobispo de Tegucigalpa, ha revelado detalles de la acción de «lobbying moral» que ha realizado junto a otros obispos católicos entre los gobiernos occidentales para promover la condonación de la deuda externa entre los países más pobres.

Esta labor habría contribuido al anuncio hecho por los ministros de Economía del G-8 (los siete países más industrializados y Rusia) de condonar 40 mil millones de dólares de la deuda externa de 18 países entre los más pobres del planeta.

El 17 de junio, el cardenal Rodríguez Maradiaga se encontró con Benedicto XVI en una audiencia en la que, según él afirma, el Papa «mostró gran interés por la acción de la Iglesia, y del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz en particular, para aliviar la condición de los países más pobres».

En una entrevista concedida al diario «Avvenire» (24 de junio de 2005) el purpurado hondureño considera que la condonación es «un acto de justicia».

«Eran deudas contraídas en los años setenta, en la época de los petrodólares, con un índice de interés del 6% que después, con la crisis de los años ochenta, se elevó unilateralmente hasta el 20%. Se convirtió así en un peso insoportable para las frágiles economías de nuestros países», afirma.

El cardenal aclara que para alcanzar este resultado fue decisiva la visita del año pasado a Roma del ministro de Economía británico, Gordon Brown, para participar en un encuentro organizado por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.

«Brown presentó su proyecto par acabar con la deuda y relanzar la idea de dedicar el 0,7% del Producto Interior Bruto de los países más ricos para el desarrollo de los más pobres. Hoy el primer objetivo parece haberse alcanzado», constata.

«Al inicio de este año --sigue revelando--, nos convocó en Bruselas el CIDSE (red de agencias de desarrollo católicas de Europa y de América del Norte) para pedirnos una acción por así decir de "lobbying" ante los gobiernos en preparación del G-8 que se celebrará en julio en Escocia y que tendrá que ratificar el compromiso por la condonación de la deuda».

Junto al cardenal, se encontraban el cardenal indio Telesphore Toppo, arzobispo de Ranchi, y tres arzobispos africanos: Berhaneyesus Demerew Souraphiel de Addis Abeba (Etiopia), John Olorunfemi Onaiyekan de Abuja (Nigeria), y Medardo Joseph Mazombwe de Lusaka (Zambia).

Los prelados se pusieron a tocar a las puertas de los representantes de gobierno de Europa, en particular de Alemania, Reino Unido, Francia, y a la del presidente de la Comisión Europea.

Por su parte, en Washington, el cardenal Theodore McCarrick hizo presión ante la administración Bush. «Y creo que con éxito», reconoce el cardenal.

«Ahora se trata de convencer al presidente de Estados Unidos, así como al de Canadá y Japón, para que destinen el 0,7% del Producto Interior Bruto al desarrollo. Y de verificar que la promesa de la Unión Europea de hacerlo antes de 2015 sea mantenida. Veremos», anuncia.

El cardenal considera que este trabajo de «lobby» no es ajeno a los hombres de Iglesia. «La Iglesia católica tiene una autoridad moral en el mundo de la que a veces ni si quiera somos conscientes nosotros, los eclesiásticos», subraya.

«Nadie puede pensar que con la condonación de 40 mil millones de dólares se haya resuelto el problema de 18 países --reconoce--. Sería un loco. Pero esto no significa que haya que despreciar el resultado. En el caso de Honduras, por ejemplo, se ahorra 400 millones de dólares al año en intereses. Dinero que puede ponerse a disposición para aliviar la pobreza. Esperamos que así sea».

«Si, por el contrario, sirven para incrementar el cáncer de la corrupción, será algo muy grave. La opinión pública comienza a tener sensibilidad. Y no está dispuesta a movilizarse para ayudar a países guiados por gobiernos corruptos», concluye.