ROMA, sábado, 17 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Publicamos el informe que ha preparado la agencia misionera Fides, órgano informativo de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, sobre los niños soldados en el mundo.
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Trescientos mil menores de 18 años continúan luchando en una treintena de conflictos, según los datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dados a conocer en el 2005.
Los datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), indican que más de dos millones de niños han muerto en conflictos armados en la última década, seis millones han resultado heridos o mutilados y un millón de ellos han quedado huérfanos. Además 500 mil niños han sido obligados a convertirse en soldados o en esclavos sexuales, y que menores de 87 países viven sobre 60 millones de minas terrestres, que lesionan cada año a 10 mil de ellos.
Unicef ha indicado que el número estimado de niños y niñas muertos en conflictos desde 1990 es de 1,6 millones; que la tasa de mortalidad infantil durante una «típica» guerra de cinco años sube al 13% , y que durante los años 1990, alrededor de 20 millones de niños y niñas se vieron forzados a abandonar sus hogares debido a los conflictos o a violaciones de los derechos humanos.
Los datos de las diversas organizaciones coinciden en que la Unión de Myanmar, antigua Birmania, tiene 70 mil niños alistados por la fuerza en el Ejército estatal mediante secuestro o amenazas de prisión, es el país con mayor número de niños soldados. Le siguen la República Democrática del Congo, con cerca de 40 mil; Colombia, con unos 10 mil, y Uganda, con 10 mil. Además son al menos 60 los gobiernos de países occidentales considerados del primer mundo, entre ellos Australia, Austria, Alemania, Holanda, Reino Unido y Estados Unidos, que reclutan, amparados por las leyes, a jóvenes de 16 y 17 años.
Las cifras coinciden mayoritariamente con las presentadas por la Coalición Internacional para Acabar con la Utilización de Niños Soldados, de Amnistía Internacional, que su «Informe Global sobre Niños Soldados 2004» señala que los menores combaten prácticamente en todos los principales conflictos armados del mundo, tanto en las filas gubernamentales como en las de los grupos armados de oposición. El «Informe Global sobre Niños Soldados 2004» examina la evolución del uso de niños y niñas como soldados en 196 países entre 2001 y 2004. Según este estudio, a pesar de algunos éxitos, el reclutamiento de menores en muchos conflictos se mantuvo o creció en ese periodo.
Por su parte la Coalición Española para acabar con la utilización de niños soldados, en la que participan las ONG Alboan, Amnistía Internacional, Entreculturas, el Servicio Jesuita a Refugiados y Save the Children, en un informe del 2004 reconoció que la situación ha mejorado «ligeramente», aunque los gobiernos siguen poniendo en peligro a las futuras generaciones.
El Informe Estado Mundial de la Infancia 2005, elaborado por el Unicef, revela que entre 1990 y 2003 se produjeron 59 guerras a nivel internacional, 55 de las cuales fueron conflictos entre sociedad civil y gobierno, debido a la falta de acción de las autoridades por combatir la pobreza e implementar políticas de desarrollo.
De todos los estudios se desprende que tanto los paramilitares apoyados por los gobiernos o las guerrillas de oposición, son los principales culpables del reclutamiento y uso de niños soldados. Docenas de grupos en más de 21 conflictos han reclutado decenas de miles de niños desde 2001, forzándolos a combatir, entrenándolos en el uso de explosivos y armas, y exponiéndolos a todo tipo de violencia, desde trabajos forzados y tortura hasta violaciones y abusos sexuales. La mayoría de las niñas soldado son objeto de abusos sexuales.
También se obliga a los niños a cometer abusos entre ellos, violaciones y asesinatos, contra civiles y soldados enemigos. Algunos son forzados a matar a miembros de su familia, y otros a participar en actos sexuales y de canibalismo con los cadáveres de los enemigos muertos en combate. Para insensibilizarles ante las emociones cuando cometen estos crímenes, es frecuente también la administración de drogas. Toda esta brutalidad provoca en los pequeños secuelas de por vida, según denunció AI.
Unicef asegura que «A los niños y las niñas se les obliga también a someterse a la esclavitud sexual y convertirse en trabajadores, cocineros o sirvientes, mensajeros o espías. Las niñas corren un mayor peligro de ser víctimas de la explotación sexual, ya sea por un comandante o por toda la tropa».
«Los pequeños soldados», un trabajo de ARTE France y Les Films du Rêve, en colaboración con Unicef, encontró en Liberia a un grupo de ellos que, después de 14 años de guerra entre grupos rebeldes y fuerzas gubernamentales, contó con asombrosa indiferencia cómo y por qué mataron, torturaron, violaron, saquearon… Para ellos la guerra era un juego, en el que, por ejemplo, el comandante de Wallace les recomendaba comer el corazón de sus enemigos para fortalecerse en el combate.
Los niños reclutados por los rebeldes del Ruf han decapitado, amputado y violentado. Según Human Rights Watch, han llegado a quemar vivos a civiles.
Para darles el coraje de combatir, los comandantes les torturan obligándolos así a la total sumisión. Antes de las acciones militares los drogan. A veces son obligados a asesinar a sus familiares o amigos para que el rechazo de sus poblaciones les haga imposible la vuelta.
En la iniciación de los jóvenes guerrilleros de Sendero Luminoso en Perú, por ejemplo, eran obligados a degollar a los condenados por los «tribunales del pueblo» y a beber su sangre.
Los niños y las niñas nunca inician las guerras y, sin embargo, son quienes se encuentran más expuestos a sus consecuencias letales. Los grupos armados matan y mutilan a los niños y las niñas, perturban su educación, les impiden el acceso a los servicios esenciales de salud, aumentan la pobreza, la desnutrición y la enfermedad. Los conflictos pueden separar también a los niños y las niñas de sus padres y madres u obligarlos a huir de sus hogares, a ser testigos de atrocidades o incluso a perpetrar ellos mismos crímenes de guerra.
Los niños son usados como soldados porque son baratos y obedientes. Además las muevas generaciones de armas más livianas permite que puedan ser cargadas por los niños.
Para Unicef, los niños acaban convirtiéndose en asesinos y cometiendo atrocidades en nombre de causas que no entienden, bajo los efectos de las drogas o adoctrinados. «Son niños que proceden de familias desestructuradas, de bajo nivel económico y social, privados de educación y abandonados por sus familiares». Además las niñas son abusadas sexualmente como estrategia del conflicto y todos son constantes víctimas de las minas terrestres, destaca la investigación.
La Coalición Española para acabar con la utilización de niños soldados, indicó que los menores son secuestrados en la calle, sacados de las aulas o de campos de refugiados o forzados a abandonar sus casas a punta de pistola, pero también hay «voluntarios», niños que se unen a las guerrillas ante la desintegración de las familias a causa del conflicto y la pobreza. Mientras muchos pequeños, marginados y privados de educación, se alistan de forma «voluntaria» ante la falta de oportunidades de su entorno, otros son reclutados a la fuerza.
«Toda guerra, ya sea justa o injusta, victoriosa o desastrosa, es siempre una guerra contra los niños», fue uno de los legados de la fundadora en 1919 de Save de Children, Eglantyne Jebb
Las consecuencias son tan dramáticas y evidentes, que enumerarlas podría dar la impresión de reducir la magnitud global de las misma
s a consecuencias particulares.
En América Latina
Con excepción de Colombia y algunas zonas bien delimitadas de Centroamérica, América Latina es un continente que vive un clima de paz, sin conflictos bélicos entre los diversos países y con los problemas limítrofes de frontera prácticamente resueltos.
El informe global del 2004 de la Coalición Española se denuncia la utilización de niños soldados en Bolivia, Brasil, Haití, Paraguay, Perú o Chile. En estos países entretanto no hay conflictos armados, lo que limita el daño. Recordemos por ejemplo que en muchos países existen los institutos militares de nivel enseñanza secundaria, donde los adolecentes realizan prácticas militares, que en época de paz no producen daños particulares. No es así en caso de guerra, como sucedió durante el conflicto de las Malvinas o Falkland (1982), cuando muchos menores argentinos fueron enviados a la zona de guerra donde murieron.
El narcotráfico
Otro capítulo que involucra a menores es el narcotráfico, como en Río de Janeiro, una ciudad con seis millones de habitantes, donde desde 1987 al 2000 han muerto, víctimas de armas de fuego casi 4 mil menores de 18 años. Si bien a estos niños no se les puede encuadrar en el caso de ‘niños soldados’, los muertos son más que en los conflictos armados en Colombia, Sierra Leona, Yugoslavia, Afganistán, Uganda, Israel y Palestina. En dicho periodo en el que fallecieron en Brasil por heridas de bala 3.937 menores, en el conflicto entre Israel y Palestina murieron 467. Estos datos proviene de un estudio del Instituto Superior de Estudios Religiosos (ISER), con el apoyo de la ONG Viva Río y coordinada por el antropólogo británico Luke Dowdney. Muchas de las muertes de estos niños y adolescentes se producen también por ejecuciones de los mismos traficantes, que se deshacen de ellos cuando no les funcionan y los entierran en cementerios clandestinos. Pero la impunidad es clara, en Brasil por ejemplo, según la misma fuente, nunca un policía ha sido condenado por haber matado a un menor.
En Colombia
La organización humanitaria Human Right Watch (HRW) estima que en Colombia hay unos 11 mil niños soldados que luchan en el conflicto armado, una de las cifras más altas del mundo. Al menos uno de cada cuatro combatientes «irregulares» en Colombia tiene menos de 18 años.
«Los menores, en su mayoría proceden de familias desestructuradas o marginadas y privados de educación, se alistan de forma voluntaria, ante la falta de oportunidades en su entorno, o son reclutados a la fuerza», denunció en febrero dicha ONG en un comunicado. La organización explicó que después del adoctrinamiento, «y a veces bajo el efecto de drogas», los menores se convierten en «asesinos crueles en nombre de causas que no comprenden». «La reinserción de estos niños y niñas soldados es un reto no siempre fácil de alcanzar», añadió. Para HRW, estas cifras evidencian que los grupos armados colombianos están entre los peores violadores de la legalidad internacional en materia de reclutamiento infantil.
Las cifras de Save the Children sobre Colombia son un poco mayores y coinciden con las de Unicef: 14.000 los niños utilizados como soldados. Además asegura que varios miles tienen menos de quince años, violando así la edad mínima de reclutamiento para las fuerzas armadas o grupos militares bajo la Convención de Ginebra.
Por su parte el Informe Global sobre Niños Soldados 2004 indica que niños y niñas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), por ejemplo, fueron sometidos a consejos de guerra por infracciones disciplinarias y en algunos casos otros niños fueron obligados a ejecutarlos.
El Informe Estado Mundial de la Infancia 2005, elaborado por Unicef indicó que son 800 los menores de 18 años desmovilizados de los diversos grupos guerrilleros o paramilitares, «mientras que el número de niños y niñas que los grupos armados y las milicias urbanas utilizan en Colombia ha aumentado hasta llegar a los 14.000 en los últimos años».
A los niños y las niñas se les obliga también a someterse a la esclavitud sexual y a convertirse en trabajadores, cocineros o sirvientes, mensajeros o espías. Las niñas corren un mayor peligro de ser víctimas de la explotación sexual, ya sea por un comandante o por toda la tropa.
Según las cifras del gobierno colombiano, que Unicef no puede confirmar ni desmentir, aproximadamente el 35% de los combatientes en la guerrilla son menores de 18 años.
La mayoría de los menores son reclutados por las FARC y Ejército de Liberación Nacional (ELN), que a pesar de las presiones de Unicef, no tienen intención de abandonar la práctica del uso de niños. En 2002, durante un cese del fuego, grupos paramilitares prometieron liberar a los niños soldados, pero eso fue solamente parcial.
El máximo órgano de la ONU abordó el tema gracias a un informe preparado por el secretario General, Kofi Annan, sobre la situación de los niños en los conflictos armados, y en el que las FARC, el ELN y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) son acusados de reclutar a menores, y violar los estándares humanitarios fundamentales.
De acuerdo con el informe de Annan, en el 2004, Unicef comenzó acercamientos con el ELN y las AUC para tratar de poner fin al problema. Aunque ambos grupos se mostraron abiertos al diálogo ninguno se comprometió a abandonar la práctica. En el caso de las AUC, el informe Annan dice que han entregado a unos 180 niños a las autoridades colombianas.
Pero según dijo la organización Human Rights Watch, son miles los que siguen siendo usados para el combate pese a que las AUC prometieron hace dos años, cuando iniciaron las conversaciones de paz con el gobierno, que los liberaría a todos.
La ONG sostiene que en total hay más de 11.000 niños soldados en Colombia, la mayoría de ellos en las filas de las FARC.
De acuerdo con HRW, las Farc no sólo siguen reclutando a niños para pelear su combate sino que con frecuencia abusa de ellos y los explota. «Por el contrario –dice José Miguel Vivanco, director para las Américas de HRW–, los abusos de las FARC parecen haber empeorado» en los últimos años.
La organización aprovechó la oportunidad para pedirle al Congreso colombiano que ratifique e implemente el Protocolo Opcional a la Convención sobre los Derechos de los Niños, que reglamenta precisamente el rol de los niños en los conflictos. El tratado, firmado por Colombia en 2000 pero aún sin ratificar, establece los 18 años como edad mínima para participar de manera directa en un conflicto o ser reclutado con el mismo fin.
Unicef asegura que en Colombia, por ejemplo, niñas de solamente 12 años se han sometido sexualmente a los grupos armados para garantizar la seguridad de sus familias.
«Obligan a las niñas a ser novias de los soldados», con títulos de este tipo, que tratan de justamente apaciguar el horror de niñas usadas como prostitutas de adultos, diversos diarios hicieron eco a las noticias de que entre los miles de menores de 14 años reclutados en Colombia por diversos grupos armados, figuran con frecuencia las niñas con fines sexuales, según un informe de la Coalición para Detener el Uso de Niños Soldados.
En el capítulo dedicado a Colombia, dicha ONG asegura que niños de hasta 12 años han sido entrenados para usar explosivos y armas y que su participación «en combate» se ha producido poco después.
Aseguró además que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han obligado a niñas a convertirse en «novias» de soldados adultos, a utilizar contraconceptivos y a someterse a abortos.
En cuanto a las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), la Coalición afirma que han ofrecido a los niños salarios de más de 100 dólares o ropa, a cambio de servicios. «Las AUC han establecido los 18 como edad de reclutamiento, per
o siguen reclutando a niños, incluidos menores de 15 años».
Por lo que se refiere a las fuerzas gubernamentales, la Coalición para Detener el Uso de Niños Soldados ha señalado que «no hay indicios» de que haya niños soldados, pero que «algunos informes revelan que son utilizados en tareas de inteligencia o como informantes, a cambio de dinero o de regalos».