MÉXICO, miércoles, 1 febrero 2006 (ZENIT.org–El Observador).- Los pueblos indígenas de México quieren que se reconozca su dignidad como hijos de Dios. Tal podría ser, en resumen, la conclusión a la que se llegó en la Asamblea Nacional de Pastoral Indígena, realizada en la capital de la República del 23 al 26 de enero.
Así lo dio a conocer el obispo de San Cristobal de las Casas y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Indígena de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), monseñor Felipe Arizmendi quien constató que esta reunión en la que participaron representantes de las cerca de 50 etnias que conviven en el territorio mexicano, es como preparación «desde el corazón y la mente indígena» de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.
Los representantes indígenas de México, de hecho, han analizado ya el documento preparatorio y comienzan a dar sus puntos de vista hacia la V Conferencia General, que se celebrará en el santuario de Aparecida, en Brasil, en mayo de 2007.
«Cuando se pregunta que cuál es el anhelo de felicidad de los pueblos indígenas, dijo monseñor Arizmendi, en entrevista con la Comisión de Comunicación de la CEM, uno de los anhelos que ellos tienen es que se les reconozca en su dignidad de hijos de Dios y de personas; que se siga aumentando el respeto que se está logrando para estos pueblos en nuestro país y que se siga superando la discriminación tan persistente que ha habido contra ellos».
En el Encuentro Nacional, los indígenas mexicanos pidieron revalorar en su justa dimensión la conquista de México, pues si bien es cierto que hubo grandes misioneros que impulsaron la paz y el bien, así como el Evangelio, «también hubo personas que estuvieron muy ligadas a la conquista y que vinieron en plan sólo de conquista y no de evangelización», constató el obispo de San Cristóbal de las Casas, diócesis del estado sureño de Chiapas, habitada por indígena en su mayoría.
La crítica al caciquismo, la necesidad de tomar en cuenta las lenguas indígenas en la liturgia, la traducción de la Biblia a diferentes lenguas de los antiguos moradores de América, son algunas de las constantes que hubo en este encuentro.