«Salud mental y bienestar personal» (II)

Entrevista al arzobispo de Adelaida, sede de la Jornada Mundial del Enfermo

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ADELAIDA, jueves, 9 febrero 2006 (ZENIT.org).- Este jueves han comenzado las celebraciones de la Jornada Mundial del Enfermo, que culminarán el 11 de febrero, día de la Virgen de Lourdes. Este año, por decisión del Papa, la Adelaida se ha convertido en el eje mundial de estos actos.

El arzobispo de la ciudad australiana, monseñor Phillip Wilson, en la segunda parte de esta entrevista concedida a Zenit, profundiza en la importancia del tema que está analizándose, «Salud mental y bienestar personal».

–Hay una gran cantidad de estigmas asociados a la ignorancia sobre la enfermedad mental, ¿está de acuerdo?

–Arzobispo Wilson: Es verdad. Pienso que la gente siente de algún modo u otro que tener un problema mental quiere decir que hay algo de moralmente equivocado en ti, y este no es el modo en que debería afrontarse. Por supuesto, nada podría estar más lejos de la verdad.

Como cualquier otra enfermedad o dificultad, los problemas de salud mental no son motivo para estigmatizar o para que la gente responda negativamente. Vivimos en un mundo en el que es posible dar una respuesta a estos problemas y ayudar a la gente.

Conozco un montón de gente que, por ejemplo, sufre depresión. Dicen que en esta experiencia, se siente uno tan mal que no ve una salida.

Pienso que, gradualmente, mediante la ayuda de los médicos y con el adecuado tratamiento, son capaces de salir, y es importante para ellos contar con ayuda de gente corriente, en cualquier lugar en el que vivan esta experiencia.

Y también es importante, pienso, para la Iglesia poner a su disposición la ayuda que viene del Señor.

Porque, en nuestras vidas, cuando miramos a cualquiera de los temas con los que tenemos que enfrentarnos, buscamos las respuestas desde la sabiduría humana que Dios nos ha dado, esa sabiduría que se pone en juego al desarrollar las respuestas de la medicina y las terapias para cada condición médica.

Pero, al mismo tiempo, esto tiene que ver con nuestra fe y con lo que creemos de que Jesús puede dar una respuesta a nuestra oración; con las realidades que celebramos en el sacramento de la unción de los enfermos y la sanación que el Señor mismo ha asegurado; y después la actuación de las personas de la comunidad en Su nombre, ofreciendo amor y sanación a los demás, cuidándolos y apoyándolos.

De manera que pienso que hay un montón de cosas por hacer. Creo que ahora, en estos días, estamos justamente concentrándonos en aumentar la conciencia de la gente, y luego llenos de esperanza podemos realizar esta obra, hacer que la gente de las comunidades esté cada vez más atenta a estos temas. Pero pienso que, como comunidad católica, tenemos que reflexionar y diseñar un modo de dar respuesta práctica a esto.

–Usted mencionó su encuentro con profesionales. Uno de los temas en este sentido es que la edad de quienes tienen problemas está descendiendo. Por ejemplo, el suicidio es hoy una de las mayores causas de muerte entre los jóvenes. ¿Cómo se preocupa de esto la Iglesia?

–Arzobispo Wilson: Cuando miramos a la complejidad de la salud mental en una comunidad, una de las áreas en la que la gente se está haciendo más consciente de las necesidades es el hecho de que hoy no hace falta superar los veinte años para desarrollar problemas mentales.

Usted puede ver a chicos realmente muy pequeños que están deprimidos, y sufren problemas de salud mental, pero pienso que nos sentiremos mejor si somos capaces de identificar esto y manejarlo y creo que todavía tenemos que hacer más.

Me parece que una gran cantidad de dificultades asociadas con el suicidio juvenil tiene que ver con el modo concreto en que la gente joven mira su vida y hay muchos datos que sugieren que en muchos de estos caso, si no todos, sufrían de depresión y es posible ayudarles.

La otra área que me preocupa, tengo algunos amigos que trabajan en el campo de la medicina de urgencias, son los problemas de salud mental entre jóvenes que los han desarrollado por el abuso de drogas.

Dicen que dentro de unos años tendremos muchos más jóvenes adultos con problemas mentales que nunca como resultado del abuso de drogas.

Además, pienso que es muy importante aumentar nuestro conocimiento, obtener una buena visión de lo que está sucediendo y ser capaces de explicarlo a la gente. Entonces podremos desarrollar estrategias para afrontar estos temas. Si hay problemas entre los jóvenes, resultado de la enfermedad mental, debemos ayudar a apoyar los servicios gubernamentales que asisten a los jóvenes.

Necesitamos ayudar a apoyar a las familias que sufren este problema, e implicarnos en programas que explican los peligros del uso del tipo de drogas a las que nuestros jóvenes están expuestos en nuestra sociedad, no sólo lo que afecta a la salud física sino a la psíquica también.

–¿Piensa que los jóvenes sufren más depresión por nuestra actual sociedad permisiva?

–Arzobispo Wilson: No soy un profesional de salud mental pero como pastor preocupado pienso que es suficiente decir que sabemos que vivir en este mundo, en el que hay mucha gente que, debido al modo en que el se experimenta el mundo ahora y las experiencia de la gente, sus relaciones intrafamiliares, su vida adulta, etc.–, todo ello contribuye a lo que parece ser un aumento de dificultades en el campo de la salud mental. Y son los expertos quienes pueden demostrárnoslo.

Lo que tenemos que hacer como Iglesia es facilitar que esto se sepa, poniéndolo en las manos de la gente que lo necesita, y animar a la comunidad para que haga lo que es necesario para ayudar a sus hermanos y hermanas cercanos que sufren este problema.

Esto puede significar que hay algunas cosas que podemos asumir; respuestas que podemos dar a nivel personal o comunitario en nuestras parroquias, etc. Pero hay obviamente áreas en las que podemos apoyar al Gobierno para que sostenga el desarrollo de servicios médicos en nuestro país que afronten este asunto.

–Como usted dice, es ciertamente un tema y un evento que afecta a muchos, ¿no es verdad?

–Arzobispo Wilson: Sí. Pienso que la celebración del Día Mundial del Enfermo aquí ¡es estupenda para que cada uno de nosotros se sienta implicado! Vienen obispos de las islas del Pacífico, de Nueva Guinea, etc.

Pero lo que ocupa mi pensamiento ahora es que esto empezó como resultado de la iniciativa del anterior pontífice, Juan Pablo II, y esta siendo promovido por el nuevo Santo Padre, Benedicto XVI, y es también el momento en que experimentamos la Iglesia universal.

Experimentamos esto en unión con el Papa y con toda la Iglesia. Es una expresión del compromiso real de la Iglesia en el cuidado de las personas, y de su voluntad de implicarse en los servicios de salud en todo el mundo.

Es una gran oportunidad para nosotros en la Arquidiócesis de estar unidos estrechamente al Papa Benedicto, y dar la bienvenida a su representante especial para celebrar la Eucaristía en la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, como siempre hacemos, pero esta vez de modo especial uniéndonos a él y a la Iglesia en su vida y cuidado de los enfermos.

Pienso que es un momento maravilloso de vida para todos nosotros, pero esperamos que mediante nuestro trabajo y lo que seamos capaces de ofrecer a nivel local, podamos ser capaces de devolver algo más de vida también a la Iglesia universal.

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ZENIT Staff

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