«Firme denuncia» desde el episcopado español ante la «licencia legal para clonar» personas

Que no deberán votar los diputados católicos

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MADRID, viernes, 10 febrero 2006 (ZENIT.org).- «Licencia legal para clonar seres humanos» y «negación de protección a la vida humana incipiente»: con este título se describe y se denuncia desde el episcopado de España la «Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida» que votará próximamente el Congreso de los Diputados.

Así se desprende de la nota –fechada el jueves– del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española, que se hace eco de la «honda preocupación» que suscita esa ley, «que niega la protección jurídica que un ordenamiento justo ha de dar a la vida humana incipiente» (Cf. sección de «Documentos» de Zenit).

Y es que, de no ser modificada, la norma dará «licencia para clonar seres humanos, autorizando la llamada “clonación terapéutica”», un término que no debe «inducir a engaño», pues «se trata de producir seres humanos clónicos a los que, además, no se les dejará nacer, sino que se les quitará la vida utilizándolos como material de ensayo científico a la búsqueda de posibles terapias futuras», advierten los prelados.

Lo quiera o no, esta ley abriría también la puerta a la «clonación reproductiva» –alertan–, esto es, a «la futura producción de niños clónicos».

En su análisis de algunos de los puntos más problemáticos de la ley, los obispos recalcan que «se permite producir embriones humanos no ya para la reproducción, sino como mero material de investigación».

«Y se posibilita la comercialización, tráfico y uso industrial de los embriones humanos llamados “sobrantes” de las prácticas de reproducción, ya que no se establece restricción alguna para investigar con ellos, ni se pone límite alguno eficaz a la cantidad que de tales embriones se pueda generar», constatan.

La «selección eugenésica» igualmente se posibilita en el texto legislativo en nuevos campos, «como el de la producción de los llamados “bebés-medicamento” –alertan–, es decir, niños que nacerán con determinados fines terapéuticos después de que otros hermanos suyos, inapropiados para esos fines, hayan sido seleccionados para la muerte en los primeros días de su existencia».

Incluso se llegaría a legalizar «la fecundación de ovocitos animales con esperma humano, una práctica de consecuencias imprevisibles reprobada en diversos convenios internacionales», denuncian los obispos.

«No será posible a los diputados católicos apoyar esta ley con su voto. Tenemos que decir “no”, porque no podemos omitir el “sí” consecuente a la dignidad humana y a la justicia», recuerdan los firmantes: el obispo Ricardo Blázquez Pérez –de Bilbao, presidente de la Conferencia Episcopal Española–, el arzobispo Antonio Cañizares Llovera –de Toledo, vicepresidente del organismo eclesial–, el cardenal Antonio María Rouco Varela –arzobispo de Madrid–, el cardenal Carlos Amigo Vallejo –arzobispo de Sevilla–, el arzobispo Lluís Martínez Sistach –de Barcelona–, el arzobispo Carlos Osoro Sierra –de Oviedo— y el padre Juan Antonio Martínez Camino, secretario general del episcopado español.

Por su parte, el abogado y vicepresidente del «Foro Español de la Familia» (representa a más de 4 millones de familias), Benigno Blanco, se unió el mismo jueves a la preocupación episcopal sobre la citada «Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida» –que impulsa el gobierno socialista–, «cuyo título extra largo y pomposo puede resumirse en una sencilla frase: licencia para clonar seres humanos», explica «Análisis Digital» –órgano informativo de la archidiócesis de Madrid–.

Advierte Blanco que la ley «instrumentaliza absolutamente la producción y fabricación de seres humanos con finalidades puramente experimentales y al servicio de la tecnología biomédica».

Igualmente mostró su asombro porque «se desvincule en el proyecto de ley las técnicas de reproducción asistida de la lucha contra la infertilidad y ya se considere como una finalidad de las mismas la experimentación científica con embriones».

Médico del Hospital de Valencia y miembro de la Academia Pontificia para la Vida, el doctor Justo Aznar alerta del uso del término «pre-embrión» –«pretendidamente científico»– en la citada ley, cuya finalidad, «sin dudad», es «desproveer al embrión temprano de su característica biológica fundamental de ser humano»; «así, se le puede manipular sin ninguna responsabilidad ética».

En una reflexión publicada en «Análisis Digital», el especialista advierte de que «la utilización de este término no es solamente una manipulación semántica, sino también un grave equívoco biológico».

Y es que «no hay ninguna razón científica para denominar al embrión humano pre-implantado como pre-embrión», pues «el embrión pre-implantado es un embrión con todas las características biológicas que identifican a estos diminutos seres humanos», aclara.

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ZENIT Staff

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