El Líbano es «un mensaje de convivencia pacífica»

Entrevista con el general Aoun, antiguo jefe de gobierno

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ROMA, lunes, 20 febrero 2006 (ZENIT.org).-«Está muy claro para mí que el Líbano es un mensaje de convivencia pacífica», afirma el general Michel Aoun, que entre 1988 y 1990 lideró un gobierno de transición.

Con motivo de su paso por Roma, en diciembre de 2005, donde el general Aoun visitó a la comunidad libanesa y mantuvo entrevistas en el Vaticano, Zenit recogió el testimonio de este militar que quiere vivir su actual compromiso político en cristiano.

Tras casi quince años de exilio en Francia, donde fundó el «Movimiento patriótico libre», multiconfesional, el general libanés regresó a su patria el 7 de mayo de 2005, para desempeñar de nuevo un papel de protagonista en el futuro de su país.

El 16 de febrero pasado Benedicto XVI analizó la convivencia entre cristianos y musulmanes en el Líbano con el presidente del Consejo de Ministros del Líbano, Fouad Siniora, suní de religión musulmana.

–En la audiencia general, usted habló unos minutos con Benedicto XVI. ¿Conocía ya a Joseph Ratzinger?

–General Aoun: Lo conocía sólo de nombre y por su función. Sé que participó mucho en la elaboración de la doctrina católica. Me entrevisté con el por primera vez. Fue verdaderamente benéfico para mí recibir su bendición. Yo sé que tendrá siempre un pensamiento para el Líbano, que lo defenderá, él que es la más grande autoridad moral en el mundo, y esto ayudará mucho al Líbano.

–Usted también se entrevistó con Juan Pablo II. ¿Qué impresión conserva de él?

–General Aoun: Juan Pablo II respiraba santidad. Era un hombre de justicia, de derecho y de una moral muy profunda. Su vida era un combate permanente para liberar a la humanidad. Nosotros lo pudimos notar cuando vino al Líbano, vimos su preocupación personal por el país, un país que sufría y que sigue sufriendo.

–Juan Pablo II quiso que se celebrara en Roma un Sínodo de los Obispos sobre el Líbano. Pidió que el Líbano fuera liberado de la ocupación…

–General Aoun: Sí, efectivamente. Yo mismo dirigí un mensaje a ese Sínodo. Creo que esto homogeneizó mucho las relaciones entre los cristianos, entre cristianos y musulmanes y también entre los musulmanes entre sí. Era un llamamiento a la moderación, la tolerancia y el respeto del otro en el marco de la libertad.

–¿Cómo ve el papel de los cristianos en el país? ¿Piensa que los cristianos empeñados en política pueden reencontrarse y reconciliarse?

–General Aoun: La mayoría de los cristianos desea unirse al grupo cristiano favorable a una política de comprensión, con el fin de proteger a todo el mundo y hacer respetar la comunidad. Creo que estamos a punto de lograrlo.

–¿Piensa que habrá un recrudecimiento de los atentados? Hemos visto, entre otros, la muerte de Rafic Hariri, del periodista Samir Kassir, de Gebrane Tuéni. ¿Sigue siendo optimista a pesar de todo?

–General Aoun: El pueblo libanés ha ofrecido numerosos mártires por su libertad y su independencia. Un crimen más no lo va a destruir. Los libaneses se van a endurecer contra el crimen. Son muy celosos de su libertad y su independencia. Pienso que esto entrañará una remisión de este tipo de hechos en general, y que se saldrá de ello con ideas constructivas para el país.

–En su mensaje de la paz, Benedicto XVI se dirigió a las naciones lanzando un llamamiento al desarme e invitando a reinvertir el dinero dedicado al armamento en desarrollo de los pueblos. ¿Piensa usted que el Líbano, Oriente Medio, Hizbulá entren poco a poco en una lógica de desarme para el desarrollo?

–General Aoun: Ciertamente. Es una iniciativa internacional. Creo que todo el mundo podría en este momento contemplar el desarme.

–Se dice que el Líbano se empobrece porque muchos siguen dejando el país para viajar a la diáspora. ¿Es exacto?

–General Aoun: El Líbano se ha empobrecido en estos últimos quince años. Tras la guerra caliente de las armas, hemos sufrido la guerra económica. En torno a cien mil personas dejan el país cada año, sobre todo las fuerzas vivas, los jóvenes, que se han ido a construir en otra parte. Yo pienso que la restauración del poder en el Líbano, en un clima de confianza, de seguridad, así como con medidas para luchar contra la corrupción, podría hacer retornar a los libaneses a su hermoso país. Sobre todo, se trata de una cuestión de estabilidad y de confianza en el poder.

–Juan Pablo II empleó esta expresión para el Líbano: «más que un país es un mensaje». ¿Cómo interpreta esta frase de Juan Pablo II?

–General Aoun: veo muy claro que el Líbano es un mensaje de convivencia pacífica, de comprensión mutua, de respeto, de derecho a la diferencia; un espacio donde todos los creyentes pueden expresarse libremente. Esto es el Líbano. Si se intenta destruirlo, esto tendrá una influencia negativa en el mundo entero. Escribí en 1989 que no se había prestado atención al enfrentamiento entre Islam y Occidente. El mundo no creyó en el desarrollo de monoculturas que rechazan en el otro el derecho a la diferencia. Ahora estamos en una guerra global contra el terrorismo, contra la «monocultura». Espero que esta crisis acabe y que el mundo continúe en su camino hacia el pluralismo. El pluralismo es la expresión que más correctamente representa a la sociedad.

–El Líbano representa, de hecho, un mosaico de culturas diferentes…

–General Aoun: Si se estudia la demografía de el Líbano, se da uno cuenta de que todas las comunidades que aquí están presentes sufrieron una persecución y se refugiaron en el Líbano para poder conservar sus costumbres y su religión. Tienen en común la aspiración a la libertad, a la libertad de la fe.

–¿Qué espera de los cristianos en el Líbano, y más concretamente de los maronitas?

–General Aoun: Para nosotros, la expresión «maronita» ya no es el término exacto, se habla mucho más de «cristianos» en general. Consideramos los ritos como tradiciones secundarias, porque somos todos cristianos por Cristo, ya se sea maronita, grecocatólico, melquita, etc. Lo esencial es el cristianismo y creo que el papel de los cristianos puede disminuir o aumentar según la época o la situación. Los cristianos han hecho la unidad del Líbano; eran los únicos que cohabitaban con los diferentes grupos musulmanes, cuando la coexistencia entre los diferentes grupos musulmanes no existía. Tienen un papel histórico, que es el de vivir su misión, ser un elemento de entendimiento, un elemento federador del pueblo del Líbano en sus diferentes componentes. Desempeñando este papel, pueden, creo, recuperar su función en la República y participar en la política y en la construcción socioeconómica del país.

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ZENIT Staff

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