SAN JUAN DE SABINAS, miércoles, 22 febrero 2006 (ZENIT.org–El Observador).- A medida que pasan las horas, aumenta la desesperación de los familiares de los 65 mineros, trabajadores de la mina Pasta de Conchos, en el estado de Coahuila, limítrofe con Texas, en Estados Unidos.
Desde que el pasado domingo en la madrugada una explosión registrada al interior de la mina dejara a los trabajadores atrapados a 150 metros de la superficie, el contacto con ellos ha sido imposible.
Brigadas de trabajadores de la misma mina, contingentes especializados de Estados Unidos y hasta los propios familiares tratan de arrancar de las entrañas de la tierra a sus seres queridos, sin que, hasta el momento, se haya tenido señales de que alguno de ellos permanezca con vida.
El obispo de Piedras Negras, en cuyo territorio ocurrió la tragedia, monseñor Alfonso Garza Treviño, indicó que los sacerdotes de la región han acudido a la mina para ofrecer ayuda y consuelo espiritual a los familiares de los 65 trabajadores atrapados.
En el momento de la explosión había 78 trabajadores, de los cuales 13 pudieron escapar milagrosamente y se encuentran ya restablecidos. Las autoridades presumen que se trató de una acumulación de gas metano en uno de los corredores cercanos al cuarto de herramientas de la mina, donde se realiza el intercambio de bandas transportadoras de los mineros.
Este martes, de gira por Sinaloa, el presidente Vicente Fox expresó su apoyo a los familiares de los trabajadores y dijo que se unía a todo el país en oración por un desenlace feliz de esta tragedia que mantiene en vilo a los mexicanos. También ofreció toda la ayuda posible del gobierno mexicano a las familias de los trabajadores atrapados.
En México, se ha formado cadenas de oración para este miércoles, día decisivo en lo que respecta a las labores de rescate. Organizaciones de todo el país han pedido para el día de hoy la oración de los católicos del mundo por quienes se debaten entre la vida y la muerte en Pasta de Conchos.