CARACAS, viernes, 24 febrero 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la declaración de la presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana sobre la participación de la Iglesia en el proceso electoral publicada este jueves.
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1. Los obispos de la Presidencia en nombre de la Conferencia Episcopal Venezolana recibimos con mucho interés las invitaciones que le hicieron distintos sectores políticos del país para participar en la designación de un candidato para integrar el Comité de Postulaciones, ya que estamos concientes de la importancia de este paso para la consecución de una nueva configuración del Consejo Nacional Electoral.
2. Nuestro interés se funda además en la convicción de que la democracia venezolana vive un momento histórico de particular relevancia que reclama por parte de todas las organizaciones e instituciones del país un esfuerzo conjunto, una participación activa y vigilante para que se logre un acuerdo fundamental que garantice el desarrollo pacífico y confiable del proceso electoral en todas sus etapas.
3. En cuanto a la propuesta de que la Conferencia Episcopal Venezolana presente un candidato para el comité de postulaciones, después de consultas con todo el episcopado y luego de madura reflexión, hemos llegado a la conclusión de que nuestra participación no debe expresarse en estas circunstancias a través de tal designación , entre otras razones porque consideramos que se trata de un acto propio de potestad civil y es por consiguiente a la sociedad civil, a través de sus redes y organizaciones, a quien le corresponde intervenir.
4. Además no queremos que se entienda que solo al candidato que designaría la Conferencia Episcopal Venezolana le correspondería ejercer el papel propio de todo laico católico en el ámbito de las realidades temporales. Ha de quedar claro que todos los laicos y laicas católicos, tanto los que participan en el proceso postulatorio como los que integrarán próximamente el comité de postulaciones y posteriormente el mismo Consejo Nacional Electoral, tienen también un mandato y una responsabilidad eclesial que cumplir ante Dios, su conciencia y su país sin que sea necesario para ello una designación explícita y puntual de la jerarquía.
5. Lo que más nos importa sobretodo y deseamos no se pierda nunca de vista, en coherencia con lo que expresamos en la reciente Exhortación “Ser luz del mundo y sal de la tierra en la Venezuela de hoy” (No.11), y con la `profunda aspiración de todo el pueblo venezolano, es que todos los mecanismos que se activen a lo largo del año desemboquen de manera efectiva en la designación de un Consejo Nacional Electoral integrado por rectores competentes, independientes y honestos que garanticen un proceso electoral limpio, transparente y democrático.
6. Hacemos por consiguiente un llamado tanto a la Comisión que va a designar a los miembros del Comité como a los mismos miembros del comité de postulación y a la Asamblea Nacional para que se impongan la noble y trascendental tarea de escoger, con responsabilidad y conciencia, los rectores que, por su solvencia y credibilidad moral, garanticen a los venezolanos y venezolanas que el próximo mes de diciembre si pueden depositar su voto con tranquilidad, confianza y seguridad.
7. Animados también por el deseo de corresponder responsablemente a la petición de personas e instituciones para que la Iglesia intervenga, desde su ámbito propio de competencia, promoveremos la constitución de una Comisión asesora interdisciplinaria, integrada por personas con autoridad moral, dirigida por la Presidencia y coordinada por las Comisiones Episcopales de Doctrina, Pastoral Social-Cáritas y Laicos
8. El propósito de esta comisión será, a corto plazo, facilitar entre los diversos actores políticos, diálogos y encuentros que contribuyan a generar un ambiente propicio al desarrollo confiable y transparente de las próximas elecciones; y, a mediano y largo plazo, fomentar la puesta en marcha de programas formativos y concientizadores inspirados en el recién publicado Compendio de Doctrina Social de la Iglesia.
9. Que Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo y de todos nosotros, derrame su Espíritu Santo sobre nuestro pueblo y sus dirigentes, para que sepamos interpretar los nuevos signos de los tiempos, avanzar con fidelidad por el camino recto, vivir con esperanza este momento histórico de Venezuela y del mundo y ser constructores de paz en la justicia, la convivencia y la solidaridad.
+ Ubaldo R. Santana Sequera
Arzobispo de Maracaibo
Presidente de la C.E.V.
+ Roberto Lückert León
Arzobispo de Coro
1er. Vicepresidente de la C.E.V.
+ Jorge Cardenal Urosa Savino
Arzobispo de Caracas
2do. Vicepresidente de la C.E.V.
+ Ramón Viloria Pinzón
Obispo de Puerto Cabello
Secretario General de la C.E.V.
Caracas, 23 de febrero de 2006