CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 26 febrero 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI aseguró este domingo que la Cuaresma, que comenzará este Miércoles de Ceniza, no es «una obligación pesada», sino un período de renovación interior para quien ha encontrado en Jesús el sentido de su vida.
El Papa dedicó a estos cuarenta días de preparación de la Pascua de Resurrección, caracterizados por el espíritu de oración y penitencia, la intervención que dirigió a mediodía a los miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro con motivo del tradicional Ángelus dominical.
Comenzó comentando el pasaje del Evangelio de san Marcos (2, 18-22) de la liturgia de ese domingo en el que Cristo dialoga con fariseos y seguidores de Juan Bautista que no comprendían por qué sus apóstoles no ayunaban.
«No pueden ayunar mientras el esposo está con ellos; ayunarán cuando les sea arrebatado el esposo», les respondió, según recordó el pontífice hablando desde la ventana de su estudio. Con estas palabras, Cristo reveló «su identidad de Mesías, esposo de Israel, quien vino para los desposorios con su pueblo».
«Quienes le reconocen y acogen con fe están de fiesta. Sin embargo, él tendrá que ser rechazado y asesinado precisamente por los suyos: en ese momento, durante su pasión y muerte, llegará la hora del luto y del ayuno», explicó el obispo de Roma ilustrando el significado de la Cuaresma.
«En su conjunto, constituye un gran memorial de la pasión del Señor, en preparación de la Pascua de Resurrección», indicó.
«Durante este período no se canta el «aleluya» y se nos invita a practicar formas adecuadas de renuncia penitencial», siguió recordando.
El tiempo de Cuaresma, aclaró, «no debe afrontarse con espíritu «viejo», como si fuera una obligación pesada y fastidiosa, sino con el espíritu nuevo de quien ha encontrado en Jesús y en su misterio pascual el sentido de la vida, y experimenta ahora que todo debe hacer referencia a El».
Concluyó su intervención en un soleado día presentando a María como «guía y maestra» en el camino cuaresmal.
Benedicto XVI comenzará la Cuaresma, en la tarde de este Miércoles de Ceniza, 1 de marzo, participando en una asamblea de oración en forma de «estaciones» romanas en la Iglesia de San Anselmo de Roma.
A continuación, tendrá lugar la procesión penitencial hacia la Basílica de Santa Sabina. En la procesión participarán cardenales, arzobispos, obispos, monjes benedictinos de San Anselmo y padres dominicos de Santa Sabina.
Finalizada la procesión en la Basílica de Santa Sabina tendrá lugar la celebración de la Eucaristía con el rito de la bendición e imposición de las cenizas.