BANGALORE, viernes, 10 febrero 2006 (ZENIT.org).- La contribución eclesial en el terreno educativo, por su apertura a todos, ha beneficiado directamente a la India, y lo sigue haciendo, reconoce el presidente de la Conferencia de los Obispos católicos del país (CBCI), el cardenal Telesphore Toppo.
Fue un punto que centró su intervención del miércoles, en la sesión inaugural de la XXVII Asamblea Plenaria de la CBCI, organismo integrado actualmente por 205 miembros de los ritos siro-malabar, siro-malankar y latino: tres son cardenales, 29 arzobispos, 137 obispos y 36 obispos retirados.
«Educación católica y preocupación de la Iglesia por los marginados» es el lema que conduce las reflexiones de este encuentro bianual, que acoge Bangalore del 8 al 15 de febrero.
Afirmando ante la Asamblea la aportación de la Iglesia a la democratización de la educación en la India, el cardenal Toppo –primer purpurado tribal de la historia-- declaró: «La contribución de la Iglesia en el terreno de la educación ha tenido un impacto directo en los aspectos sociales y culturales de la sociedad india», cita la CBCI.
Y es que «la Iglesia hizo uso de la educación para abrir los horizontes del conocimiento a todos --prosiguió--, cuando hasta el siglo XIX en la India era un coto cerrado para una pequeña élite».
«Brindando educación para todos, sin consideración de castas, color o credo, la Iglesia hizo mucho por la democratización de la educación y la creación de una conciencia de los males de las discriminación de castas y otros trastornos sociales en la sociedad india», constató.
El purpurado hizo además hincapié en la capacitación de los sectores vulnerables de la sociedad a través de la educación católica: «Por la educación, llega a ser posible para los dalits, los tribales y otras franjas débiles de la sociedad competir con las castas más elevadas en términos de mayor igualdad, incluyendo la participación política».
«La educación es la clave del progreso. La educación es para la vida. La educación es una misión y no simplemente una ocupación», quiso subrayar.
Y recalcó: «Es una misión que nos ha confiado Nuestro Señor Jesucristo. Todos nosotros, el clero, los religiosos y los laicos, estamos implicados en llevar adelante esta misión».
«Nuestras escuelas están abiertas a todos --insistió--, especialmente a los pobres y a los marginados, sin tener en cuenta casta, color o credo. Impartir educación católica es de hecho nuestra vocación y misión común».
E invitó a toda la Iglesia católica en la India a distribuir la riqueza de la educación. «Nuestra intervención se necesita para que los beneficios de una buena educación católica lleguen a los marginados», concluyó.
El prefecto de la Congregación vaticana para la Educación Católica, el cardenal Zenon Grocholewski, fue quien inauguró los trabajos del episcopado indio.
Recientemente la CBCI ofreció las cifras que muestran la labor de inclusión en la actividad educativa católica: la Iglesia gestiona unas 20 mil instituciones educativas, de las cuales el 66% se encuentran en zonas rurales y sólo el 34% en las ciudades.
De los 6,3 millones de alumnos que estudian en instituciones católicas, el
23% son católicos; el 77% pertenece a otros credos.
Igualmente han contribuido las instituciones católicas a la educación de las niñas en la India --que además es prioridad nacional--: un 55% de niñas, sobre un 45% de niños, cursa estudios en las escuelas y centros superiores católicos en el país.
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Feb 10, 2006 00:00