Dirigiéndose en italiano a los jóvenes, a los enfermos que estaban entre las primeras filas, y a los recién casados, que habían venido a la plaza de San Pedro con sus trajes de la ceremonia nupcial, les alentó, en este período de preparación para la pasión, muerte y resurrección de Cristo, «a imitar la adhesión filial de Jesús a la voluntad del Padre».
Esto significa, dijo al hablar en checo, que en esta Cuaresma es necesario pedir «al Señor una conversión auténtica y profunda».
De este modo, dijo luego en esloveno, estos días servirán para crecer en «la fe, la esperanza, y el amor cristiano».
Por eso, pidió al hablar en croata que «vuestros corazones estén todavía más abiertos a las necesidades del prójimo que se encuentra en la necesidad, dando testimonio con vuestra vida de Cristo, que se entregó por nosotros, amándonos hasta el final».