VENECIA, domingo, 23 abril 2006 (ZENIT.org).- El mérito de la primera encíclica de Benedicto XVI «Deus caritas est» consiste en ayudar no sólo a los teólogos a comprender qué es el amor, explica cardenal Angelo Scola.
«Antes de esta carta encíclica, el magisterio papal no ha tratado nunca frontalmente y de manera orgánica el tema del amor», explica el patriarca de Venecia.
El purpurado llega a estas conclusiones en la presentación que ha hecho de la primera encíclica del Papa en una de sus ediciones italianas, publicada por Edizioni Cantagalli.
«Por primera vez la cuestión del amor es afrontada in recto –de forma directa y explícita– en una encíclica y, en sí y de por sí, en un documento pontificio», explica el cardenal Scola, que hasta el año 2002 fue rector de la Universidad Pontificia Lateranense de Roma.
«La encíclica habla de manera sencilla a la persona sencilla», aclara.
En definitiva, «la encíclica ayuda a todos a entender el amor», sostiene el cardenal Angelo Scola.
Además –indica–, al explicar que no se puede separar «eros» de «ágape», el Papa deja claro que «no hay separación entre lo humano y el cristiano».