El sacerdote había vuelto a abrir la iglesia del padre Andrea Santoro, el sacerdote italiano asesinado el 4 de febrero pasado, mientras rezaba en su iglesia de Trabzon.

Según un funcionario de la policía local, el sacerdote católico fue agredido en la cadera en una calle de Samsun, localidad que se encuentra a unos 350 kilómetros de Trabzon, y fue trasladado a un hospital.

Según confirma el nuncio apostólico en Turquía, el arzobispo Antonio Lucibello, a la agencia AsiaNews, el sacerdote no se encuentra en peligro de vida.

El 5 de marzo pasado, el padre Brunissen había vuelto a abrir, con una celebración eucarística, la iglesia de santa María de Trebisonda, de la que era párroco el padre Santoro.

AsiaNews, agencia del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, explica que ya el 21 de febrero uno jóvenes --considerados por la policía local como «drogadictos»-- habían entrado en la iglesia de Samsun y habían amenazado al padre Brunissen.

Se trata del cuarto ataque contra exponentes católicos en Turquía en los últimos meses. Además de la trágica muerte del padre Santoro, el padre el padre Hanri Leylek, religioso capuchino, se libró el 12 de marzo en Mersin, importante ciudad del sur de Turquía por sus buenos reflejos de un ataque con arma blanca.

Dos meses antes otro religioso católico, en Mersin, había sido víctima de un intento de atentado, según reveló el vicario apostólico de Anatolia, el obispo Luigi Padovese.