MOSCÚ, miércoles, 5 julio 2006 (ZENIT.org).- Los trabajos de la Cumbre Mundial de Líderes Religiosos, que terminan este miércoles, en la capital rusa, han estado marcados por la exposición de posturas y puntos de vista sobre los problemas que aquejan a las sociedades actuales.

Zenit se dio a la tarea de conversar con algunos de ellos para conocer sus posiciones sobre los temas expresados en la sesión plenaria.

Terrorismo
Sin lugar a dudas, éste fue uno de los temas de mayor relevancia durante la Cumbre y sobre el cual todos los líderes no sólo se pronunciaron en contra, sino que resaltaron la necesidad del conocimiento, entendimiento, respeto y diálogo entre las diferentes religiones. Se trata, según han concordado, de la mejor alternativa para acabar con el fanatismo religioso que lo provoca y la falsa idea de matar en nombre de Dios.

El rabino Arthur Schneier, presidente de la fundación «Llamamiento a la conciencia» («Appeal of Conscience»), fue encargado personalmente por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, junto con otras 19 personas, de encontrar formas concretas para luchar contra el extremismo.

Aunque su reporte será dado a conocer en diciembre de este año, el rabino comentó a Zenit que con la Cumbre quedaba claro que «el diálogo interreligioso es un instrumento importante en las relaciones internacionales y en la lucha contra el extremismo». Por ello, se necesita «involucrar en la solución de problemas tanto a líderes políticos como religiosos», explicó.

Secularización
La pérdida de valores religiosos y el rechazo de la gran aportación que ofrece la religión a las sociedades fue un tema constantemente abordado durante la Cumbre.

Al preguntarle Zenit al cardenal Theodore Edgar McCarrick, arzobispo emérito de Washington, si es la Iglesia la que necesita adaptarse a los nuevos tiempos, o bien, son las sociedades las que deben adaptarse a la Iglesia, nos contestó: «Creo que tenemos que hacer ambas cosas». Tenemos que continuar guiando las creencias de la gente y mantenerlas para que se transformen en una fe positiva». Señaló.

«Hay que presentar los valores y la religión en los términos que las personas seculares puedan entender», comentó el cardenal McCarrick.

Coexistencia
«Somos diferentes, tenemos tradiciones diferentes y nadie está aquí para tratar de convertir al otro a su religión. Sin embargo, estamos aquí para comprender cómo, a pesar de nuestras diferencias, podemos trabajar juntos por el bien común», se escuchó en varias ocasiones durante la Cumbre.

Y es que, si hay algo que se ha subrayado, es precisamente en el hecho de que los seres humanos pueden convivir pacífica y armoniosamente sin importar nuestra religión.

El obispo Niphon, representante del Patriarca Ortodoxo de Antioquía, afirmó: «tenemos que vivir en coexistencia y comprometernos juntos a resolver nuestros problemas. En el Líbano, donde tenemos tantas comunidades cristianas diferentes, no existe ningún peligro para que éstas vivan juntas».

«Si alguna de ella estuviera ligada con algún partido político, por ejemplo, entonces empezarían los problemas».

Matrimonios interreligiosos
El creciente número en el mundo de matrimonios entre personas que profesan diferentes religiones dio la oportunidad para conocer el trabajo que realiza la Iglesia católica, en especial, con el Islam.

El presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso y del Consejo Pontificio de la Cultura, el cardenal Paul Poupard, comenta que la Iglesia aboga por una especial atención a estos casos y sobre todo para que exista un profundo conocimiento de ambas religiones y un gran respeto por las creencias de cada una de las partes.

«En cuanto al trabajo que realizamos --continúa el cardenal Poupard-- la situación es muy diferente en cada uno de los países musulmanes por lo que sería difícil generalizar, ya que cada lugar tiene leyes y casos muy concretos. Sin embargo, tenemos que dejar claro que lo más importante en estos casos es, nuevamente, el respeto, un profundo respeto».

El papel de la mujer en la Religión
En una Cumbre Mundial de Líderes Religiosos, no resulta raro que los representantes sean sólo hombres.

La reverenda Dr. Dagmar Heller, de la Iglesia Evangélica en Alemania, es la única ministra religiosa que ha acudido a la Cumbre y al cuestionarle sobre el tema, nos explicó: «De hecho me ha agradado que uno de los líderes, me parece que fue uno de la delegación musulmana, haya traído a la mesa esta cuestión».

«Ahora bien, existen muchas tradiciones donde las mujeres no tienen el papel de líderes. No soy del tipo de persona que esté a favor de un cambio tan radical en las tradiciones, pero por otro lado, estoy segura de las religiones necesitan reflexionar acerca del papel que desempeñan las mujeres en ellas».

Mensaje para el G-8
El mensaje y acuerdo final tiene un destinatario muy claro: los líderes políticos de los ocho países más industrializados del mundo que se reunirán en San Petersburgo del 15 al 17 de julio.

«Pienso que el mensaje de la Cumbre debe ser básicamente para el Grupo de los Ocho (G-8)», explica el cardenal McCarrick. «Son ellos quienes van a tomar decisiones ahora que afectan a nuestra visión del mundo. Por ello es importante dirigirnos a ellos en representación de las Iglesias. Así los involucramos para que hagan lo que sabemos que tiene que hacerse», señaló.

¿Qué pasa entonces con los líderes políticos que no participan del G-8? Le preguntamos. «Bueno, según funciona el mundo, sabemos que si mueve el G-8, los otros países se moverán también», respondió el cardenal.