La crisis de fe, crisis de la familia; según el cardenal Cañizares

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Seis mil personas en el Congreso Teológico-Pastoral sobre la Familia

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VALENCIA, miércoles, 5 julio 2006 (ZENIT.org).- En el marco del V Encuentro Mundial de las Familias que se celebra en Valencia desde el día 1 de julio, se ha vivido este miércoles la segunda jornada del Congreso Teológico-Pastoral al que asisten unas seis mil personas, con treinta cardenales y numerosos obispos de todo el mundo.

Tras una oración introductoria, guiada por el cardenal Telesphore Placidus Toppo, arzobispo de Ranchi, India, la ponencia primera del día estuvo a cargo del cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo, sobre «la transmisión de la fe en la familia». «La experiencia personal –empezó diciendo el cardenal Cañizares– pone de manifiesto que cuando falla la familia, se encuentran serias dificultades para transmitir la fe y acoger la fe, y cuando esta transmisión no se ha dado en el ámbito familiar en los primeros pasos de la vida, qué difícil es suscitarla años más tarde».

Sin embargo hoy, recalcó el cardenal arzobispo de Toledo, «en buena parte de los casos, la familia ha dejado de ser cauce para la transmisión de la fe. Ahí apunta buena parte de la crisis de la fe, de la educación de la fe. Crisis de la familia, crisis de fe; pero también crisis de fe es crisis de la familia».

El cardenal se preguntó: «¿Ha dejado, en verdad, la familia de ser cauce y ámbito? ¿Qué es lo que pasa en la familia, o qué es lo que debiera pasar para que la familia en nuestros días fuera de nuevo ese ámbito, esa matriz donde no sólo seamos engendrados y venidos a la vida, sino donde también seamos nacidos y educados a la vida de fe de manera insustituible?».

En este sentido, denunció una «situación lacerante» de «fortísima secularización, de una cultura que se nos impone en la que se pretende olvidar a Dios y que Dios no cuente en la esfera pública».

Recalcó que estamos «ante el drama de la apostasía silenciosa de buena parte de cristianos, ante la secularización interna de la misma comunidad eclesial». Por lo que «la familia cristiana tiene, hoy más que nunca, una misión nobilísima e ineludible, como es transmitir la fe, que implica la entrega a Jesucristo y la inserción en la comunidad eclesial».

El cardenal enunció tres principios que fundamentan la transmisión de la fe en la familia: Jesucristo, luz que ilumina la verdad y misión de la familia; La familia, comunidad de personas, al servicio de la vida; La familia transmisora y educadora de la fe.

«No lo tiene fácil la familia para llevar a cabo su cometido de educadora y de transmisora de la fe –afirmó el cardenal Cañizares–. Hay mucho prejuicio y sospecha en nuestros tiempos contra la familia; se piensa que la familia es incapaz de educar, de formar la personalidad de los hijos; otras instituciones de la sociedad y aún de la misma Iglesia –así piensan- han de hacer por los hijos lo que la familia no puede hacer».

«Muchos padres –concluyó– se encuentran hoy desalentados, han dimitido de su labor educadora, y no digamos nada de la transmisión de la fe; se sienten impotentes o piensan que ese cometido lo han de ocupar otros. Pero la familia tiene recursos para darle al hombre lo que no puede dar ninguna otra institución simplemente humana. En una sociedad disgregada y fragmentada, la familia es la primera y fundamental escuela de humanización».

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ZENIT Staff

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