VALENCIA, viernes, 7 julio 2006 (ZENIT.org).- Una gran ovación saludó al cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia y fiel secretario durante décadas de Juan Pablo II, al comienzo y final de su intervención sobre «Juan Pablo II, el Papa de la familia y de la vida», en el Congreso Teologíco-Pastoral que se celebra en Valencia, España.
«Teniendo en cuenta la historia de su vida sacerdotal, se puede definir a Juan Pablo II como uno de los más grandes pastores de la familia en la historia de la Iglesia católica del siglo XX y comienzos del XXI», dijo el cardenal Dziwisz.
«Todo su pensamiento teológico-filosófico –reveló–, al igual que su servicio pastoral a la familia y la vida, no ha tenido su comienzo con su elección al Primado de Pedro, sino que ha ido madurando a lo largo de su vida y de su servicio pastoral como sacerdote, obispo y, por fin, como Papa».
El cardenal Dziwisz señaló que «la primera característica» la labor pastoral del Papa Karol Wojtyla con la familia fue «la profunda reflexión que siempre acompañaba a lo que realizaba, proponía o aconsejaba a las personas que, como sacerdote, trataba. Gracias a lo cual en su actividad nunca dominó el caos».
No era un «activista», en el mal sentido de la palabra, aclaró.
Señaló el ponente las líneas fundamentales de la pastoral familiar del cardenal Karol Wojtyla. En primer lugar contar con la participación de los laicos. En segundo lugar, no dirigirse exclusivamente a un grupo determinado de personas elegidas. En tercero, debe desarrollarse con adecuados instrumentos, incluidos programas de estudios teórico-prácticos en la materia. Y, por último, todo esto de manifestar claramente su relación con la fe y la moral cristiana.
Para Juan Pablo II, dijo el cardenal, «la principal actividad en la pastoral familiar es la oración», como puso de manifiesto en su Carta a las Familias.
Destacó que Karol Wojtyla «siempre pensó que la pastoral familiar es un campo enorme y, por tanto, siempre es posible realizarla aún no contando con medios para ello. Solamente es necesario tener cierta sensibilidad y clara convicción respecto al importante papel que la familia ocupa en la Iglesia: es el camino de la Iglesia».
«Karol Wojtyla estaba convencido de que el modelo de familia depende de la educación que reciban los jóvenes. Por este motivo dedicó mucho tiempo a la pastoral con la juventud. Les explicaba que el matrimonio no es cuestión de casualidad, sino que es una real» y «fundamental vocación a la santidad», recordó el cardenal Dziwisz.
Buscando apoyar al matrimonio y a la familia, el ponente subrayó que Juan Pablo II desde el inicio de su pontificado comenzó a poner en marcha el Pontificio Consejo para la Familia.
Entre los problemas que le dolían de forma especial, recordó, estaba «la cuestión de la anticoncepción y del triste pecado, que clama al cielo, el infanticidio, es decir el aborto».
Recordar los títulos de sus catequesis, dijo el ponente, da a entender que «Juan Pablo II ha sido el gran apóstol de la Vida en la Familia. Sirvió a estos valores con toda su inteligencia y con todas sus fuerzas».
Durante toda la intervención del cardenal Dziwisz, se pudo observar la atención y la simpatía con que los congresistas siguieron las palabras testimoniales del secretario de Juan Pablo II subrayadas por un gran aplauso final en pie de todos los asistentes.