Nuncios en Israel y Líbano: inquietud por la escalada de violencia entre ambos países

TEL AVIV/BEIRUT, jueves, 13 julio 2006 (ZENIT.org).- Las nunciaturas apostólicas en Líbano e Israel siguen con profunda preocupación la escalada de violencia que envuelve estas horas los dos países y que ya se ha cobrado medio centenar de víctimas mortales.

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Los enfrentamientos estallaron tras el secuestro –el miércoles– de dos soldados israelíes por parte del movimiento [fundamentalista] chií libanés de Hizbulá, y el asesinato de varios soldados.

El arzobispo Antonio Franco, nuncio apostólico en Israel [y Chipre, y delegado apostólico en Jerusalén y Palestina], declaró este jueves al servicio informativo del episcopado italiano «Sir» que espera «que la sabiduría predomine en este momento».

«Son situaciones que no prometen nada bueno y que se podían evitar», advirtió.

Por su parte el arzobispo Luigi Gatti, nuncio apostólico en Líbano, declaró al mismo medio que se trata de «un conflicto que no queremos» y excluyó la posibilidad «de mediación en el mismo por parte de la Iglesia».

Tras el secuestro de los dos militares y las incursiones de Hizbulá en Israel, este país atacó el sur del Líbano y cerró las fronteras, imponiendo el bloqueo aéreo, terrestre y marítimo y haciendo inaccesible el aeropuerto de Beirut –que ha bombardeado en la mañana de este jueves Israel, siendo respondido con cohetes libaneses contra ciudades del norte–.

El presidente libanés Emile Lahud renovó su apoyo a la lucha armada de Hizbulá contra Israel; por su parte, el primer ministro del país Fouad Siniora se distancia del movimiento fundamentalista declarando que sus miembros no habían sido autorizados de ningún modo a violar la frontera entre los dos países y a realizar la incursión para capturar a los dos militares, según se hace eco «Radio Vaticana».

En declaraciones a la emisora pontificia, el sacerdote franciscano David Jaeger [jurista, experto en cuestiones de Oriente Medio], afirmó que «el gobierno libanés ha sido puesto ante una elección: seguir autorizando a Hizbulá a controlar el sur del Líbano o armarse de valor y decidir reafirmar la soberanía libanesa y “suprimir” a los Hizbulá». Tal movimiento fundamentalista tiene una representación parlamentaria en las instituciones libanesas.

Si Líbano decidiera afirmar la propia soberanía «haciendo segura la frontera con Israel, entonces esta vez el Líbano lo lograría», observó, sosteniendo que «tendría también el apoyo de Occidente, además de probablemente el de otros regímenes árabes más moderados, y de una opinión pública libanesa que hemos visto ya manifestarse en masa por la recuperación de la soberanía nacional».

Hablando a «Sir», el padre Jaeger explicó que «Israel considera que ha sido agredido, no ya simplemente por una organización militante, Hizbulá, sino por el propio Estado libanés, y está decidido a responder según esta valoración».

Alerta el sacerdote que quienes se resentirán en mayor medida de la situación «serán los palestinos, porque la iniciativa bélica de Hizbulá ha distraído la atención de la emergencia humanitaria de Gaza, y podría haber hecho fracasar las negociaciones medio secretas», entre otras cosas «relativas a un alto al fuego general en la franja de Gaza y alrededores, a la liberación de un número indeterminado de detenidos palestinos y a una modesta apertura de tiempos bastante mejores».

«En todo caso –observó–, aunque al término del actual enfrentamiento armado en más frentes se llegara a la liberación de los detenidos palestinos a cambio de los soldados israelíes, el mérito será reivindicado por Hizbulá y no ya por el gobierno palestino encabezado por Hamas».

«La única vía de salida es la paz que exige, como dijo el Papa en el Ángelus del 29 de junio, también una generosa aportación de la comunidad internacional», recalcó.

También la agencia del dicasterio misionero –«Fides»– ha recogido las valoraciones del padre Jaeger, quien ha subrayado la necesidad de concentrarse «sobre la necesidad urgente de lograr un tratado de paz entre Israel y Palestina que ponga fin al sangriento conflicto de varias décadas».

«Es importante que la nueva crisis al norte no distraiga la atención de la fase actual del conflicto originario, el de israelíes y palestinos, que está viviendo también un prolongado momento dramático, y respecto al cual no se oye ya hablar ni siquiera de “proceso de paz”», concluyó.

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ZENIT Staff

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