«No nos callemos, hagamos todo lo posible para que nos escuchen los potentes», afirmó el Papa antes de embarcarse en el avión que le llevó de los Alpes a Roma, desde donde se dirigió a la residencia pontificia de Castel Gandolfo.
Según el pontífice, «el instrumento principal» para la paz «es la oración, que naturalmente es un grito no sólo a Dios sino también a los hombres».
El pontífice, respondiendo a los periodistas, dijo también que después de más de un año de pontificado «comienzo a aprender mi oficio».
Y a quien le preguntó cómo había pasado las vacaciones, respondió: «En este período también he trabajado, porque sólo con el trabajo las vacaciones son buenas. Si no se hace nada no son vacaciones. Como vacaciones han sido demasiado breves, ahora comienza otro trabajo. Pero, poco a poco…».
