APARECIDA, martes, 5 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Según el secretario general de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), la presencia de los cristianos y de la Iglesia en América Latina implica una importante aportación «para que el pueblo tenga más vida».
Monseñor Odilo Scherer lo afirmó en el contexto de los preparativos de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que tendrá lugar del 13 al 31 de mayo de 2007, en el Santuario de Nuestra Señora Aparecida, Brasil, sobre el tema «Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida». Benedicto XVI tiene previsto viajar a Brasil con ese motivo.
El secretario general de la CNBB concedió una entrevista colectiva el pasado viernes, en Aparecida, junto a monseñor Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida, el padre Sidney Fones, secretario ejecutivo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y el padre David Gutiérrez, responsable de prensa del CELAM.
Según monseñor Scherer, una parte importante de la V Conferencia se concentrará en el imperativo de que, partiendo de Jesucristo, los pueblos latinoamericanos tengan mejores condiciones de vida.
«¿Cuál es el sentido de nuestra presencia entre estos pueblos hoy?», se pregunta la Iglesia en América Latina, según el prelado.
El obispo propuso algún apunte de respuesta afirmando que la presencia de la Iglesia tiene un significado positivo, «porque Jesucristo nos ha enviado al pueblo para que, con la presencia de la sal del Evangelio, la levadura del Evangelio, el mundo sea mejor, para que nuestros pueblos tengan vida, porque Jesús ha dicho ‘He venido para que tengan la vida’».
Monseñor Scherer explicó que, partiendo de esto, surgen aspectos más específicos a debatir. «En primer lugar, ¿qué significa tener la vida?», preguntó, recordando que es necesario que las personas tengan «una vida plenamente digna, en la que se superen las situaciones que mantienen a muchas personas en condiciones de vida por debajo de la dignidad».
«La miseria extrema, la pobreza, tantas situaciones de violencia, de injusticia, envilecen la vida», afirmó.
El secretario general de la CNBB recordó que por esto la V Conferencia está convocando a todos los miembros de la Iglesia, «no sólo a los obispos y sacerdotes, sino a todos, los laicos, los profesionales de todas las áreas, para que, haciendo bien el propio papel como discípulos y misioneros de Jesucristo, ayuden a nuestro pueblo a tener más vida».
Un aspecto concreto y específico de la defensa de la vida es la lucha contra el aborto, recordó el obispo.
«Percibimos la existencia de una presión internacional por parte de grandes estructuras con mucha fuerza, mucha organización y mucho dinero, de organismos que internacionalmente sostienen este movimiento, esta presión que se ejerce sobre nuestros pueblos para que se introduzca el aborto», advirtió.
Según monseñor Scherer, «hay una especie de control externo en nuestros países para que adopten el aborto, aduciendo decisiones internacionales».
«Esto es muy grave –denunció–. Pienso que la aportación de los católicos y de todos los cristianos sea justamente que la vida sea respetada desde el primer instante».
El secretario general de la CNBB recordó que «no podemos juzgar quién merece vivir y quién no».
«La vida no es nuestra. Y lo que se quiere hacer con el aborto es que, por un motivo o por otro, podamos decidir qué niño puede vivir y cuál no».
«¿Quién de nosotros tiene este derecho de decidir quién puede y debe vivir y quién no puede vivir?», preguntó al concluir.