«Dicho programa reduce la sexualidad a un mero «ámbito de la calidad de vida de las personas, las familias y la sociedad, reconociendo y respetando los derechos reproductivos individuales» (Normas… pág. 19). El documento se inicia con un «marco conceptual» en el que se expresan conceptos éticos y jurídicos que, de hecho, apuntan hacia el fomento de la anticoncepción, incluida la esterilización y la distribución masiva de la llamada «píldora del día después», incluso a niñas de 14 años, en los consultorios, sin prescripción médica y no necesariamente con el consentimiento de sus padres», afirma el texto.
«Dada la importancia que revisten, para la sociedad chilena en su conjunto, los temas que aborda esta normativa, la Conferencia Episcopal de Chile, a través de sus organismos pertinentes, está estudiando con detención el texto del Ministerio de Salud y oportunamente entregará su parecer sobre la materia», añade la nota.
El presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Alejandro Goic, obispo de Rancagua, ha manifestado que lamenta esta situación, por cuanto una vez más, en lugar de convocar al país, y a la Iglesia con él, en los esfuerzos por superar la pobreza y la desigualdad, se plantean temas relacionados con la sexualidad humana que producen división y en los que la posición de la Iglesia en defensa de la vida y de la dignidad humana son irrenunciables.
Por su parte, el Arzobispo de Santiago, cardenal Francisco Javier Errázuriz, ha sostenido que este tipo de enfoques conduce a un descenso de la natalidad con graves consecuencias futuras, tal como se está comenzando a percibir en los países desarrollados que han aplicado medidas de este tipo. Por eso, calificó las medidas anunciadas como un golpe al matrimonio, a la natalidad y a la familia.