ROMA, martes, 26 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Para el vicario apostólico de Anatolia (al este de Turquía), la delicada visita del Papa en noviembre al país musulmán podría ser una ocasión insustituible para hacer un discurso claro sobre las relaciones entre Islam y Cristianismo.

Monseñor Luigi Padovese, obispo titular de Monteverde y vicario apostólico en Anatolia (la misma diócesis en la que trabajaba el padre Andrea Santoro, asesinado el pasado 5 de febrero), accede en esta entrevista concedida a Zenit a trazar la realidad del país destino del quinto viaje apostólico del Santo Padre.

Gran estudioso de la Iglesia en Turquía, el prelado conversó con esta agencia el viernes. Como vicario apostólico de Anatolia, ha sido amenazado, y hace cuatro meses sufrió un intento de atropello por parte de una motocicleta. Por ello se mueve con un policía de escolta solicitado por el embajador italiano al gobernador de Antioquía (hoy Antakya o Hatay).

--¿Cómo es la situación en Turquía?

--Monseñor Padovese: Turquía presenta una realidad compuesta, donde la presencia de grupos nacionalistas y el creciente fenómeno de islamización producida por una situación económica que ha ido degenerando ha hecho madurar una actitud de cierre tanto respecto al Cristianismo como a Europa.

Tal vez pensamos que ahí todos son favorables a la eventual entrada de Turquía en Europa, pero en cambio me estoy dando cuenta de que no es así. Existen grupos islámicos que piensan que el acercamiento de Turquía a Europa puede hacer que pierda la identidad musulmana. En Turquía ser un buen turco equivale hoy a ser un buen musulmán. Para estas personas la entrada de Turquía en Europa podría significar ser un buen turco y ya no más un buen musulmán.

--¿En su opinión los musulmanes temen la modernidad?

--Monseñor Padovese: Utilizan los instrumentos de la modernidad, pero tienen miedo de que se pierda la identidad nacional fruto del trabajo de la conquista de Ata Turk [Mustafá Kemal Ata Turk en 1923 abolió en Turquía el califato, que era el sistema de gobierno islámico característico del imperio otomano, y fundó el Partido Republicano Popular. Ndr.]. Porque en el fondo la democracia turca, en mi opinión, no acepta otras voces, es democrática pero al unísono. Esto explica por qué, todo sumado, las minorías a duras penas logran ser aceptadas y reconocidas.

--¿Y cómo está la situación con los ortodoxos?

--Monseñor Padovese: Con los ortodoxos la relación es bastante buena porque estamos viviendo los mismos problemas. Existe una cierta sintonía ligada a problemas comunes, si bien debo decir que con ocasión de la visita del Papa ha habido una precisión por parte del Patriarcado Ecuménico y del Patriarcado Armeno que parecía casi una toma de distancia. Acción justificada por motivos de prudencia, porque en Turquía no se va mucho por sutilezas y no se distingue entre ortodoxos, católicos y protestantes. Visto desde fuera parecía un querer lavarse las manos; visto desde dentro es un modo de tutelar la propia comunidad de peligros y amenazas.

--¿Qué se puede decir de la comunidad católica en Turquía?
--Monseñor Padovese: La presencia católica es muy limitada y concentrara en los grandes centros, Estambul, Esmirna y Mersin, y en Ankara, sobre todo entre los diplomáticos. Aquí y allá hay parroquias, pero frecuentadas por pocos cientos de fieles. Existe un Cristianismo latino, armeno-católico, caldeo-católico y siro-católico. Pertenecen a la tradición y las expresiones de los diferentes ritos se mantienen, si bien en términos numéricos son pocos.

--¿Cuál es su valoración respecto a la próxima visita del Santo Padre Benedicto XVI?

--Monseñor Padovese: La visita del Santo Padre es delicada, no problemática por las cuestiones de carácter ecuménico, porque desde este punto de vista se ha llegado ya a una sintonía; además habrá una declaración común por parte del obispo de Roma y del patriarca de Estambul.

Las cuestiones más complejas tienen que ver con la relación entre Cristianismo e Islam, y qué piensa el pontífice de la eventual entrada de Turquía en Europa. Los medios turcos criticaron al entonces cardenal Ratzinger porque según ellos es desfavorable a la entrada de Turquía en Europa.

--¿Qué piensa de las reacciones a la lección que el Papa Benedicto XVI pronunció en la Universidad de Ratisbona?

--Monseñor Padovese: Temo que alguno en Turquía tenga interés en montar una protesta hasta la llegada del pontífice. Para los fundamentalistas es una ocasión demasiado apetitosa. He leído una declaración del responsable de asuntos religiosos turcos, quien ha precisado que Turquía recibirá al pontífice, pero como Jefe de Estado. Lo cual significa que la figura de líder religioso pasa a un segundo plano.

Hay a quien le gustaría que el pontífice no fuera a Turquía, pero ya no se trata de abrir una ventana al mundo islámico, sino un balcón, para hacer un discurso claro sobre las relaciones entre Islam y Cristianismo.

Estoy convencido de que lo que ha sido un problema podría convertirse en una ocasión insustituible, una oportunidad única, porque todos los medios de los países árabes apuntarán hacia lo que diga el Papa. Algunos no estarán contentos, pero al menos se referirá cuanto el Santo Padre afirme.

--¿De qué manera la comunidad cristiana occidental puede ayudar a la pequeña grey turca?

--Monseñor Padovese: Nosotros somos una realidad sin voz. El problema, que también he expresado el pontífice con ocasión de la muerte del padre Santoro, es que en Turquía estamos sin medios de comunicación social.

Los protestantes tienen una TV y dos o tres radios. Nosotros no tenemos nada. Esto significa que no logramos tomas posiciones y no conseguimos ni siquiera rectificar cuanto falsamente se escribe o se dice contra nosotros. Para hacer rectificaciones he tenido que contratar a un abogado a tiempo completo. He pedido rectificaciones a dos periódicos y lo han hecho, y otro, para evitar el proceso, tendrá un encuentro conmigo para presentar excusas.

--¿Cómo procede el diálogo con el Islam?

--Monseñor Padovese: La situación es complicada porque el Islam tiene una concepción de la realidad totalizante y absorbente. Y el absolutismo con el cual se sitúan los musulmanes no admite ninguna forma de diálogo ni de compromiso. La relación existe con algunas personas del mundo islámico. El mayor problema está ligado a la dificultad del diferente nivel de preparación cultural y teológica. Hay escuelas islámicas de teología, pero tengo la impresión de que no están al nivel de las nuestras, no nos encontramos en el mismo plano. El hecho es que el Islam no admite la exégesis del Corán, mientras que el Cristianismo admite la exégesis de la Sagrada Escritura.

Así que sucede que no existe verdadero diálogo, sólo conocimiento recíproco. Una recogida de informaciones de una y de otra parte, lo que hacemos nosotros y lo que hacéis vosotros, pero esto no es auténtico diálogo. Existe diálogo y colaboración en las obras de misericordia, obras sociales, pero cuando se entra en cuestiones teológicas entonces estamos muy atrás.
Hemos organizado congresos sobre las imágenes de Jesús y María en el Islam, pero los participantes musulmanes eran pocos, sólo personas de una cierta formación cultural. No han participado aquellos imanes que tienen una escasa preparación teológica. Éste es uno de los grandes problemas. En el Islam existe poquísima actividad teológica, que difiere por parte de las diversas escuelas. La diferencia es que los cristianos tenemos un Magisterio orientativo, y allí en cambio no existe y son los teólogos individuales los que deciden.