CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 27 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Para que católicos y ortodoxos puedan avanzar en el camino hacia la unidad plena es necesaria la unidad entre las Iglesias ortodoxas, reconoce el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
El purpurado alemán ha comentado este miércoles las conclusiones de la sesión plenaria de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en su conjunto, celebrada en Belgrado (Serbia) del 18 al 25 de septiembre.
Se trataba de un encuentro sumamente esperado, pues ha relanzado el diálogo oficial, que había quedado estancado desde la sesión plenaria celebrada en Baltimore (Estados Unidos), en julio de 2000.
Según ha explicado el cardenal Kasper a los micrófonos de «Radio Vaticano», la reunión ha supuesto un «paso adelante», pues «estaban presentes todas las Iglesias ortodoxas» y «las sesiones de trabajo se han desarrollado en una atmósfera amigable, positiva y constructiva».
Informa que se han encontrado «muchos puntos de contacto» sobre el tema discutido, «la Iglesia como comunión», es decir, la relación entre los concilios y la autoridad a nivel local, regional y universal.
En esta ocasión se decidió no afrontar el tema de los «uniatas», término con el que los ortodoxos indican a las Iglesias de tradición ortodoxa que están unidas con el Papa, pues ha bloqueado el diálogo católico-ortodoxo en los últimos diez años.
«Evidentemente hay dificultades que son bien conocidas –reconoció el purpurado–, pero dado que hemos discutido en una atmósfera serena y positiva tenemos la esperanza de poder avanzar».
El purpurado subraya en particular la «hospitalidad inesperada, muy sorprendente» ofrecida por la Iglesia ortodoxa de Serbia y en particular por el patriarca Pavle de Belgrado.
Los católicos asistieron a la liturgia ortodoxa y los ortodoxos a la liturgia católica. «Todo se desarrolló verdaderamente en una atmósfera óptima», confirma.
El problema se debió a los contrastes existentes desde hace años entre el patriarcado de Moscú y el patriarcado ecuménico de Constantinopla.
Tras el encuentro, el obispo de la Iglesia ortodoxa rusa en Viena y Austria, Hilarion, criticó el 25 de septiembre a través de la agencia de prensa Interfax al cardenal Kasper por cuestiones de procedimiento adoptadas en el encuentro.
En particular, en la metodología adoptada, surgieron diferencias sobre la aplicación del principio tradicional, según el cual, la sede del patriarcado ecuménico de Constantinopla goza de un primado de honor entre las Iglesias ortodoxas.
«La cuestión es interortodoxa y no constituye un argumento de discusión entre católicos y ortodoxos», aclara el cardenal Kasper. «La parte católica explícitamente declaró que no deseaba intervenir en esta controversia interna».
«La cuestión se afrontó sólo desde el punto de vista del procedimiento y sólo para ver cómo era posible superarla».
«Esta posición se explicó expresamente a la delegación ortodoxa rusa, lo que hace difícilmente comprensible su protesta pública», confiesa el cardenal.
Por este motivo, ante la reunión de la Comisión católico-ortodoxa del próximo año, el cardenal espera que mientras tanto «se llegue a una solución de las diferencias existentes a nivel ortodoxo».
«Si la cuestión quedara abierta, provocaría de hecho una permanente dificultad para el diálogo internacional católico-ortodoxo», concluye.