MÉXICO, miércoles 27 de septiembre de 2006. (ZENIT.org–El Observador).- La primera semana de exhibición de la segunda parte de la película «Karol» ha sido un éxito en México, donde se ha hecho su estreno mundial.
Zenit–El Observador ha entrevistado, para conocer las ramificaciones del pensamiento y el testimonio de Juan Pablo II al filósofo y catedrático Rodrigo Guerra López, especialista en la obra y la antropología de Karol Wojtyla.
–¿Cómo reaccionará el público mexicano ante el estreno mundial de la segunda parte de la película sobre Juan Pablo II?
–Rodrigo Guerra: A mí me parece que la película ayuda a los mexicanos a que recuperemos la conciencia de que nuestra fe tiene pleno derecho de existir en la vida pública, no solamente es una propuesta para la vida privada.
–¿Cuál es su apreciación sobre está película dentro de los entornos de la religión católica?
–Rodrigo Guerra: La película recupera con una gran fuerza la voluntad del Papa Juan Pablo II y que también es la del Papa Benedicto XVI, de construir un esfuerzo interreligioso a favor de la paz mundial y la defensa de los derechos humanos. De esa manera, entonces, la película ayuda tal vez a completar también las cosas que hoy nos están diciendo en el momento en que el Papa Benedicto XVI ha sido atacado por sus declaraciones.
–¿Considera que a la película se le requiere agregar algo más de lo que ya se expone?
–Rodrigo Guerra: Es muy difícil agregarle a una obra de arte algo. Personalmente me hubiera gustado ver con más fuerza en la primera parte de la película todo el proceso que él tuvo de maduración intelectual que se percibe levemente pero que fue muy importante durante su pontificado. Y en la segunda parte, tal vez, lo más atractivo que para mí debería de estar en un guión de la película es contemplar cómo también Juan Pablo II aún en el Vaticano seguía con la actitud de apertura y acogida cálida por igual. En la película vemos sobre todo dignatarios eclesiásticos muy importantes, pero lo sorprendente de Juan Pablo II es que hasta el más humilde de los trabajadores del Vaticano era tratado de la misma forma que un alto dignatario eclesiástico o político.
–Las dos partes de la película ya por fin en conjunto ¿cómo sintetizan la obra del Papa polaco?
–Rodrigo Guerra: Lo que deja claro es que ser cristiano no es construir una caricatura ajena a la condición humana, sino que ser cristiano es ser plenamente humano pero con un horizonte que va más allá de las puras fuerzas humanas. Por tanto, creo que ante la continua insistencia de quien dice que lo cristiano no es humano, la película nos muestra que una vida radicalmente apostada por la fe cristiana no es una vida que deje de lado los aspectos más humanos, cotidianos y del quehacer ordinario cualquiera, incluido el del Papa.
–En el camino a la canonización de Juan Pablo II, ¿qué elementos serían claves para agilizar el proceso?
–Rodrigo Guerra: La coherencia de vida del Papa Juan Pablo II es manifiesta, pero la película ayuda a explorar muy justamente, a través de anécdotas personales que a veces no habían salido del círculo más íntimo de sus amigos, y que dicen que el Papa Juan Pablo II era un hombre de oración, era un hombre que vivía no en un sentido metafórico sino real de la Eucarística y de la Escritura y finalmente que desde esa experiencia ayudaba a acoger y abrazar a todas las personas, especialmente a los más pobres. Me parece que ese tipo de gestos son suficientes para perfilar de manera completa el proceso de beatificación y canonización.
–Tras escribir y especializarse en la vida del Papa, ¿cuál es el mensaje que dejan sus libros?
–Rodrigo Guerra: Considero que el mundo requiere de hombres que crean más que en las fuerzas puramente humanas para poder reconstruir cosas tan humanas como la economía, la sociedad y la política.