La migración y México en el punto de mira de los católicos alemanes en 2007

Entrevista a Marisa Blanco, encargada de México y República Dominicana.

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ESSEN, miércoles, 22 noviembre 2006 (ZENIT.orgEl Observador).- Adveniat es la organización de la Iglesia en Alemania que tiene como misión ayudar a la Iglesia católica de América Latina y el Caribe a consolidar su presencia en la sociedad, formar a los sacerdotes y apoyar los procesos de autogestión financiera que emprendan las diócesis, entre muchas otras obras que llevan a cabo.

Cada año se enfoca un problema y un país en particular. El 2007, el problema elegido es el de la migración y el país es México. Con el primer domingo de Adviento, el próximo 3 de diciembre, inicia la campaña que intentará sensibilizar a los católicos alemanes de que América Latina sigue ahí, presentando el rostro multiforme de la injusticia y que hay que apoyar a la Iglesia para obtener, a cambio, un catolicismo renovado.

Cada año Adveniat mueve 40 millones de euros en promedio para más de cuatro mil proyectos de parroquias, diócesis, laicos y movimientos religiosos que se los proponen. Sobre esto y otros tópicos del problema migratorio, México y la posibilidad de actuar con mayor firmeza para volver autogestiva a la Iglesia del «continente de la esperanza», Zenit-El Observador entrevistó en la sede de Adveniat en Essen, a Marisa Blanco, responsable, desde hace muchos años de México y República Dominicana.

–¿Por qué se eligió México para hacer una campaña de Adveniat el 2007 y cuál es la directriz de esa campaña?

–Marisa Blanco. Cada año elegimos a un país de América Latina para enfocar la campaña de Adveniat, porque América Latina para la gente de Alemania es demasiado grande para ayudarla de una vez. Es mejor concentrarse en un país y en sus peculiaridades. Este año tocó a México. Junto con los obispos mexicanos, Adveniat pensó que un tema fundamental es el de la migración, y la Conferencia del Episcopado Mexicano lo ha visto con muy buenos ojos.

–El tema de la migración no es un tema exclusivamente latinoamericano, ¿no es así?

–Marisa Blanco. En efecto, es también europeo y mundial. Pero el problema de la frontera entre México y Estados Unidos es muy grande y tenemos la ventaja de que la Iglesia católica de México -y también la de Estados Unidos– ha trabajado muy fuertemente este tema.

–¿Cómo se prepara una campaña como la que se emprenderá en 2007?

–Marisa Blanco. Llevamos, prácticamente, un año haciéndolo. Hemos estado en contacto con la Conferencia del Episcopado Mexicano, con los encargados de la pastoral social y ha habido delegaciones que han ido a México para hacer trabajo previo. También cinco grupos de periodistas y fotógrafos que han trabajado todos los puntos sensibles de la migración en México. Tanto la migración hacia Estados Unidos como la migración interna, la que se da de los pueblos a las grandes ciudades mexicanas. Ahora viene la fase decisiva que es el Adviento. Porque Adviento es la época en la que nuestra organización recauda dinero para América Latina. Esta última semana de noviembre vendrán a Alemania algunas personas de México, entre las cuales está el nuevo presidente de la Conferencia del Episcopado, monseñor Carlos Aguiar Retes, para entablar un diálogo y que den a conocer ellos la situación de ese país de viva voz. Todo culmina el 3 de diciembre cuando se hace la apertura oficial de la colecta con una misa de inauguración y una serie de eventos a propósito de la campaña.

–¿Qué han descubierto sobre el fenómeno de la migración en el trabajo previo que han hecho en México?

–Marisa Blanco. Que las rutas han cambiado y que ha aumentado muchísimo la migración interior. Por ejemplo, en la diócesis de León (en el centro de México) hay muchísimos indígenas del sur del país. En la diócesis de Texcoco, de donde es titular el nuevo presidente de la Conferencia episcopal, Aguiar Retes, también hay enormes volúmenes de migración. O en Saltillo, donde el obispo Vera López nos ha mostrado las rutas de la migración centroamericana y las situaciones terribles que enfrentan los que van de paso hacia Estados Unidos. Las zonas clásicas de paso de los movimientos migratorios han cambiado. Ya no es tanto por Tijuana, Mexicali o Ciudad Juárez, sino por las zonas de Piedras Negras, Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros por donde se está produciendo la mayor parte del flujo. Y las parroquias de San Luis Potosí, Matehuala, etcétera, se están enfrentando a esta nueva realidad.

–¿Tiene otra cara la migración de hoy en día?

–Marisa Blanco. Si, tiene otra cara. Otro aspecto, otras características que la migración de hace, digamos, una década. El nuevo rostro de la migración es el de las mujeres y los niños. Nosotros hemos hecho un registro minucioso de estos nuevos rostros de la migración y en una serie de publicaciones tanto como con la difusión los hemos dado a la publicidad, para que el católico alemán conozca el trabajo de Adveniat, para que, a través de Adveniat conozca América Latina -que, por cierto, se está olvidando mucho en Europa-y, finalmente sepa del asunto migratorio y del país que hemos elegido para el 2007: México.

–¿Ya no está de moda en Europa América Latina?

–Marisa Blanco. Se ha venido diluyendo la imagen que tenía, por ejemplo, hace veinte años. Ahora parece que llama más la atención la ayuda que se pueda dar a Asia y a África. América Latina, bueno, pues está ahí, pero ya habiendo «superado» sus problemas más acuciantes, ya no es el momento de las revoluciones, de la teología de la liberación, de las comunidades de base en la Iglesia brasileña… A nivel político, la gente en Alemania ya no ve grandes problemas en América Latina, ahora los ven en el mundo árabe. Adveniat -que se dedica únicamente a América Latina- tiene también como misión que este enorme espacio de convivencia no se olvide. Queremos que haya puentes de intercambio entre los católicos de Alemania y la Iglesia católica de América Latina y el Caribe.

–¿Creen ustedes que la Iglesia de América Latina puede aportar a la Iglesia de Europa?

–Marisa Blanco. El catolicismo del siglo veintiuno es de ida y vuelta. Esa es una de las cosas más importantes para Adveniat. Pensamos que damos mucho, pero también que tenemos mucho que recibir. No a nivel económico, sino de otro modo, en el mutuo enriquecimiento de experiencias. Los 40 millones de euros que repartimos anualmente en América Latina, a partir de una fórmula muy objetiva, casi diría matemática, son para proyectos que nos proponen las parroquias, los obispos, los laicos, las congregaciones religiosas de allá y que, muchas veces, nos muestran el verdadero camino de la ayuda cristiana.

–¿Tienen ustedes algún proyecto para llevar a cabo de manera general en la Iglesia de América Latina?

–Marisa Blanco. Creo que el más importante es el de apoyar el autofinanciamiento de las diócesis, de las parroquias. Pero esto no se va a lograr si no existe una mayor justicia entre las diócesis que tienen recursos y las diócesis pobres. El caso de México es muy claro: no hay trasvase de recursos. Lo que pasa en el país -la mala distribución de la riqueza-pasa en la misma Iglesia. Nosotros buscamos apoyar los procesos de autogestión financiera mediante la ayuda en la investigación y el desarrollo de estos procesos. Pero tiene que haber una solidaridad interna para que las diócesis pobres salgan adelante.

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ZENIT Staff

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