ÉFESO, miércoles, 29 noviembre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI celebró este miércoles la eucaristía con parte de la pequeña comunidad católica de Turquía a unos cuatro kilómetros de Éfeso en la casa, en la que, según la tradición, vivió María.

Numerosos autores cristianos de Oriente y Occidente, desde los primeros siglos, mencionaron la estancia del apóstol Juan, acompañado de la Virgen, en esta ciudad, en la que se encontraba la sede de la primera de las siete iglesias recordadas en el Apocalipsis.

¿Pero cómo se sabe que ésta era la casa de la Madre de Jesús? El descubrimiento tuvo lugar a finales del siglo XIX.

El 29 de julio de 1891 dos sacerdotes de la Congregación de la Misión (lazaristas) franceses, lo padres Henry Jung y Eugène Poulin, cediendo a las insistentes peticiones de sor Marie de Mandat-Grancey, la superiora de las Hijas de la Caridad, que trabajaban en el hospital francés de Esmirna (Izmir), salieron en busca de la casa de María, teniendo como brújula las visiones de la mística alemana Anna Katharina Emmerick (1774-1824).

La religiosa, beatificada por Juan Pablo II el 23 de octubre de 2004, desde su lecho, en un pueblo de Westfalia, en el que transcurrió los últimos doce años de su vida, había recibido las visiones de la vida de Jesús y de la Virgen, recogidas y publicadas después de su muerte por el literato alemán Clemens Brentano.

Los dos sacerdotes, antiguos soldados del ejército francés, subieron el Bülbül Dag (que en turco quiere decir «la colina del ruiseñor»), que se eleva por encima de la llanura de Éfeso.

Tras muchos esfuerzos y calor, junto a una fuente, encontraron las ruinas de una casa, que daba la impresión de haber sido utilizada como capilla, y que correspondía perfectamente a la descripción de Emmerick.

Era el «Panaya üç Kapoulou Monastiri», como lo llamaban los cristianos ortodoxos del lugar, es decir, el «Monasterio de las tres puertas de Panaya, la Toda Santa», a causa de los tres arcos de la fachada.

Esos cristianos griegos, que hablaban turco, acudían al lugar en peregrinación en la octava de la fiesta de la dormición de María, el 15 de agosto.

Los sacerdotes hicieron una investigación entre los habitantes del lugar y pudieron confirmar la existencia de una secular devoción que reconocía en la capilla en ruinas el lugar de la última residencia terrena de «Meryem Anas», la Madre María.

Estudios arqueológicos realizados entre 1898 y 1899 sacaron a la luz, entre las ruinas, los restos de una casa del siglo I, así como las ruinas de una pequeña población que se desarrolló alrededor de la casa a partir del siglo VII.

El Papa León XIII (1878-1903) se pronunció favorablemente sobre estos descubrimientos, y restableció en el Ordo Romanus una nota que con motivo de la fiesta de la Asunción mencionaba a Éfeso como probable lugar de la dormición de la Virgen.

El santuario «Meryem Ana» ante el que el Papa celebró la misa, al aire libre, fue restaurado en los años cincuenta del siglo pasado con piedras y material del lugar. En estos momentos la atención pastoral ha sido encomendada a los frailes capuchinos.

La Casa de María fue visitada por Pablo VI en 1967 y por Juan Pablo II en 1979. Es meta de peregrinaciones de musulmanes, pues María es presentada en el Corán como «la única mujer que no ha sido tocada por el demonio».