Alarma por la desaparición de un sacerdote católico en Mindanao (Filipinas)

Se teme que el padre Lucio Bola haya sido secuestrado

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CAGAYAN DE ORO, lunes, 8 enero 2007 (ZENIT.org).- Crece el temor de que el padre Lucio Bola, desaparecido desde el pasado 31 de diciembre en Mindanao (Filipinas), haya sido secuestrado.

El padre Bola, de 46 años, desarrollaba habitualmente su labor en el seminario escalabriniano (o de la Congregación de los Misioneros de San Carlos –fundados por el beato Giovanni Battista Scalabrini-, a la que pertenece el sacerdote) en Pardo, Talisay (Cebu).

Se trasladó el 30 de diciembre a casa de su familia en la región meridional de Mindanao (cerca de Balingasag, en la provincia de Misamis Oriental) con ocasión de las vacaciones navideñas. Se perdió su rastro al día siguiente.

Se hizo eco, el viernes pasado, de esta desaparición la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews.it», citando a una sobrina del sacerdote según la cual el último día del año el misionero dijo que se iba a bendecir una casa en Lagonglong. Se marchó a las tres de la tarde; ya no regresó.

«Estamos indagando en algunos grupos que podrían haberle interceptado», declaró el superintendente Lyndel Desquitado –jefe de la policía de la citada provincia filipina-, quien no ha aportado nombres de sospechosos y apunta que, hasta ese momento, no hay pruebas de que se trate de un secuestro.

Advierte por su parte la agencia del PIME que, en el pasado, extremistas musulmanes de grupos como «Abu Sayyaf» -terroristas ligados a Al Qaeda- ya han secuestrado y asesinado a sacerdotes cristianos en el sur del país.

La familia del misionero desparecido ha solicitado mientras ayuda también al alcalde de Cagayan de Oro –capital de Misamis Oriental-.

Igualmente, la archidiócesis de Cagayan De Oro se ha empeñado en la búsqueda del sacerdote.

«Estamos haciendo todo lo posible para encontrarle», declaró el portavoz diocesano, monseñor Elmer Abacahin, quien ha hecho un llamamiento a la población en busca de colaboración en las pesquisas.

Igualmente se ha ofrecido como mediador con el grupo que presuntamente pueda tener como rehén al misionero. «Me dirijo a quien retenga al padre Bola; estoy dispuesto a trasladarme adonde me pidáis, no importa lo lejos que esté, con tal de que sirva para traerle a casa».

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ZENIT Staff

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