ROMA, domingo, 28 enero 2007 (ZENIT.org).- Uno de los historiadores de mayor prestigio a nivel mundial sobre la segunda guerra mundial, acaba de publicar en Italia un libro en el que documenta la acción de la Iglesia católica y del Papa Pío XII en la salvación de miles de judíos perseguidos por el nazismo.

El 24 de enero se presentó en Roma el volumen del historiador británico sir Martin Gilbert, biógrafo oficial de Winston Churchill, con el título «Los Justos, héroes desconocidos del Holocausto» («I Giusti, gli eroi sconosciuti dell’Olocausto», editorial Città Nuova).

La ceremonia de presentación permitió a los máximos representantes de la Santa Sede, a historiadores y representantes judíos descubrir las conclusiones de Gilbert, de origen judío.

Autor de 72 libros, Martin Gilbert, de 70 años, es profesor de Historia del Holocausto en el University College de Londres. A Gilbert, en 1955, le fue otorgado el título de «Sir» por los servicios prestados a la historia británica y a las relaciones internacionales.

Este libro explica que los «justos» «son aquellos hombres y mujeres no judíos que en toda Europa, rompiendo las cadenas de la indiferencia, del egoísmo, del individualismo, salvaron a un gran número de judíos del exterminio nazi, arriesgando la propia vida y la de sus familiares».

En la contraportada, Martin Gilbert recuerda que, en el Talmud, está escrito que «quien salva una vida, salva al mundo entero», y por ello el Yad Vashem, Museo y Archivo del Holocausto de Jerusalén, recuerda y honra a los Justos para que su memoria no se pierda.

Al presentar el libro de Gilbert, el cardenal Tarcisio Bertone S.D.B, secretario de Estado, explicó que la de los justos «es una historia del bien, o más bien una corriente de bien que atraviesa la humanidad prescindiendo de las diferencias religiosas».

El purpurado precisó que «los cristianos, entre los cuales muchísimos católicos, pero también musulmanes, aceptaron (a costo de su propia vida) salvar a los judíos de la Shoah. Fue ésta una guerra hecha sin proclamas, sin manifiestos, sin teorías, sin retórica y estos ‘justos’ la combatieron a veces contra las convenciones y contra los prejuicios de su mismo ambiente».

En este sentido, el cardenal secretario de Estado subrayó el papel desempeñado por Polonia, donde se calcula que un millón de ciudadanos se implicaron en salvar a los judíos.

«A menudo se olvida que Polonia era el único país en el que estaba vigente la pena de muerte a quien ayudaba a judíos», afirmó el cardenal Bertone, recordando la historia de la familia Ulma, de la que, en la diócesis de Przemsyl, se ha iniciado el proceso diocesano para su beatificación.

Jozef Ulma, junto a su mujer Wiktoria y sus siete hijos (uno todavía no había nacido pues Viktoria estaba en los últimos meses de embarazo) fueron masacrados el 24 de marzo de 1944 por los gendarmes alemanes en la aldea Markowa, por haber escondido en su casa a ocho judíos.

Sobre la intervención de la Iglesia y en especial de Pío XII en defensa de los judíos, el purpurado precisó que «no se trataba sólo de organizar burocráticamente la búsqueda de los dispersos y la asistencia a los prisioneros. Eran ayudados de todos los modos posibles».

Por lo que se refiere a los presuntos «silencios» de los que algunos acusan al Papa Pío XII, el cardenal Bertone dijo que «está claro que el del Papa Pacelli no fue un silencio sino un hablar inteligente y estratégico, como demuestra el radiomensaje navideño de 1942 que enfureció a Hitler».

«Las pruebas están en los Archivos vaticanos --añadió el secretario de Estado--, donde se encuentra por ejemplo la declaración de condena del antisemitismo de 1928 del ex Santo Oficio, muy neta y muy clara. Un documento que fue absolutamente olvidado, como si la condena del antisemitismo fuera sólo la del Vaticano II».

El cardenal Bertone concluyó subrayando que «la historia que se lee en el volumen de Martin Gilbert merecía ser conocida también por otro motivo: porque no es sólo la historia de aquellos “justos” proclamados tales ante el mundo; sino que es también la historia de aquellos tantos “justos implícitos’ que no pudieron ser honrados porque se había perdido su memoria histórica».

Matteo Luigi Napolitano, profesor asociado de la Universidad del Molise, Italia, y delegado de la Comisión Pontificia de Ciencias Históricas ante la Comisión Internacional para la Historia de la Segunda Guerra Mundial, aportó una notable cantidad de pruebas históricas que demuestran la extraordinaria y eficaz obra de la Santa Sede en defensa y salvaguarda de los judíos.

El profesor Napolitano subrayó la importancia de conocer a fondo la historia del racismo antijudío porque hoy vuelve a aparecer bajo formas de negacionismo.

Lisa Palmieri-Billig, representante en Italia y ante la Santa Sede de la Comisión Judía Americana y corresponsal en Roma del «Jerusalem Post», reconoció el enorme trabajo desarrollado por la Santa Sede de Pío XII, mencionando con satisfacción también el descubrimiento de justos musulmanes.